Por Samar Saeed para el Institute for Palestine Studies
El 11 de enero, las proyecciones en Israel de Jenin, Jenin, un documental sobre los crímenes de guerra cometidos por soldados israelíes en la ciudad ocupada de Jenin en 2002, fueron prohibidas por segunda vez en 19 años.
El director palestino Mohammed Bakri fue acusado de difamación por el tribunal de distrito de Lod tras una demanda presentada en su contra por un soldado israelí, cuya participación en la violencia contra los palestinos aparecía en la película.
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En 2003, el Consejo Cinematográfico de Israel prohibió el documental, pero la decisión fue revocada por la Corte Suprema de Israel. La sentencia citó que la prohibición ‘infring[ía] la libertad de expresión’. En 2007, Bakri fue nuevamente llevado a los tribunales por una demanda por difamación presentada por cinco soldados israelíes. El caso fue rechazado porque los soldados no eran identificables en la película.
Este no fue el caso del soldado israelí Nissim Magnaji, quien está acusado en la película de robar dinero a un anciano palestino. Magnaji negó el acto y presentó una demanda por difamación contra Bakri en 2016. El fallo, dictado a principios de este año, declaró que Magnaji fue «enviado para defender a su país y fue acusado de un crimen que no cometió». El tribunal ordenó a Bakri pagar 175.000 shekels —55.000 dólares— en daños a Magnaji y 50.000 shekels en gastos judiciales. El tribunal también prohibió el documental en Israel y ordenó que las 24 copias de la película fueran confiscadas. El tribunal también afirmó que otros hechos presentados en la película eran ‘mentiras’. Bakri anunció su intención de apelar la decisión de la corte.
«La esencia del problema es que no le mentí a nadie. No inventé nada. Estos son los testimonios de la gente», dijo Bakri a la revista Fos-ha a principios de este mes. «Es su verdad, esto es lo que sintieron y por lo que pasaron. ¿Quién tiene el monopolio de la honestidad? Quiero demostrar que no mentí».
La prohibición de la película es parte de los esfuerzos de larga data de Israel para distorsionar y borrar la historia palestina, ocultar los crímenes y la violencia ejercidas contra los palestinos y mantener el mito de que el ejército israelí es una institución moral. Esta censura, en forma de un caso de difamación, apunta a silenciar las voces palestinas y propagar una falsa narrativa israelí. También señala explícitamente a los soldados y ciudadanos israelíes que los crímenes cometidos contra los palestinos quedarán impunes y no se contarán.
La invasión de Jenin
El 3 de abril de 2002, Israel lanzó una operación militar en el campo de refugiados de Jenin. En ese momento, 14.000 palestinos vivían en el campo, la mayoría de los cuales eran civiles.
Human Rights Watch (HRW) publicó un informe de 52 páginas, ‘Jenin: Operaciones militares de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)’, después de realizar una investigación sobre el terreno tres semanas después de la operación. El informe afirma que los residentes del campamento fueron sometidos a constantes disparos de misiles desde helicópteros que impactaban sus casas. Los palestinos intentaron escapar a un lugar seguro, pero algunos quedaron atrapados en el fuego cruzado, mientras que otros se vieron obligados a regresar a sus hogares. Las fuerzas militares israelíes también impusieron un toque de queda que fue puesto en cumplimiento por francotiradores. En mayo de 2002, HRW anunció que los soldados israelíes mataron a 52 civiles palestinos durante el sitio de Jenin, incluidos niños y personas con discapacidad.
Más allá del número de víctimas humanas, el daño infligido a la infraestructura del campo fue enorme. El informe indica que al menos 140 edificios fueron destruidos y otros 200 quedaron inhabitables o inseguros. 4.000 palestinos, más de una cuarta parte de la población del campo, se quedaron sin hogar. La infraestructura de agua, alcantarillado y electricidad también sufrió graves daños.
Las fuerzas israelíes intencionalmente atacaron y ejecutaron a civiles. Arrasaron la casa de Jamal Fayid, un paralítico de treinta y siete años, con él adentro, aplastando su cuerpo. A su familia no se le permitió sacarlo de la casa. Muhammad Abu Sabaa, de 65 años, suplicó al operador de una excavadora israelí que dejara de demoler su casa mientras su familia permanecía dentro. Un soldado israelí lo mató a tiros mientras caminaba hacia su hogar en ruinas. Un misil mató a Mariam Wishahi, de 58 años, mientras estaba en su casa horas después de que su hijo fuera ejecutado en la calle. Jamal al Sabbagh también fue asesinado mientras estaba bajo custodia israelí: obedecía las órdenes de quitarse la ropa.
Los soldados también utilizaron a los palestinos como escudos humanos. Según Kamal Tawalbi, los soldados lo mantuvieron a él y a su hijo de catorce años expuestos al fuego durante tres horas, usando sus hombros para apoyar sus rifles mientras disparaban.
El informe acusó a Israel de cometer crímenes de guerra y violar el derecho humanitario internacional.
Las fuerzas israelíes no solo mataron a palestinos, sino que les impidieron activamente buscar asistencia médica. Según otro informe de Amnistía Internacional, «a las ambulancias de Media Luna Roja Palestina (MLRP) y el Comité Internacional de la Cruz Roja —CICR— se les permitió el ingreso al campo de refugiados por primera vez el 15 de abril de 2002». Desde el 3 de abril hasta el 15 de abril, los palestinos atrapados en el campo tuvieron que valerse por sí mismos.
Jenin, Jenin
La película de Bakri da voz a los testigos palestinos que vivieron el bombardeo israelí. Después de que el ejército se retiró de Jenin, Bakri, un palestino nativo de Biina, pasó dos semanas escuchando historias narradas por palestinos, produciendo un documental de 53 minutos de duración.
La película nos proporciona un depósito de imágenes e historias, capturando el dolor físico y emocional que soportaron los palestinos y la destrucción material de sus medios de vida. Desafía la narrativa dominante sobre la civilidad del Estado israelí y la moralidad de su ejército.
El documental comienza con un anciano palestino que se pregunta por qué las regulaciones internacionales se aplican a los palestinos pero no a Israel. Otro hombre dice que su familia fue desplazada en 1948 y nuevamente en 1967 y plantea la pregunta: «¿A dónde vamos ahora? Pasamos por tres Nakba[s]… suficiente». Una niña explica lo que significa el campo de refugiados para ella y se compromete a reconstruirlo. Los palestinos entrevistados también cuentan historias de cómo los soldados israelíes robaron su dinero, orinaron en sus ollas de cocina e incluso dispararon a gatos callejeros.
La prohibición de Jenin, Jenin por parte de la Corte Suprema de Israel no es una anomalía. La prohibición del documental debería situarse en el contexto de la deliberada supresión de las voces, los recuerdos y la historia palestinos.
Jenin, Jenin está disponible para su consulta aquí.
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Samar Saeed es Doctora en Filosofía en el Departamento de Historia de la Universidad de Georgetown.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Institute for Palestine Studies el 28 de febrero de 2021.