Por Abdel Aziz Aluwaisheg para Arab News
Arabia Saudita lanzó el domingo su Marca País para acelerar el desarrollo industrial mediante la creación de un concepto reconocible y el establecimiento de estándares para el impulso. Esta decisión es parte de un camino hacia una mayor industrialización.
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En 2019, Arabia Saudita creó el Ministerio de Industria y Recursos Minerales para elaborar y dirigir esta campaña, contando con la ayuda de varias entidades como el Fondo de Desarrollo Industrial y el Centro Nacional Industrial. Cabe destacar que el país pasó por varias fases de industrialización desde la década de 1930, cuando se descubrió petróleo. Luego, se originaron nuevas industrias proveedoras de necesidades para el floreciente sector, por ejemplo, tuberías, cables y similares.
En la década de 1970, con importantes ganancias inesperadas por el aumento de los precios de la materia prima, la industria petroquímica se estableció en dos parques gigantes en Jubail —Golfo Arábigo— y Yanbu —Mar Rojo—.
En 2001, se creó la Autoridad Saudita de Zonas Industriales y Tecnológicas para administrar los grandes parques industriales que se construirían en varios lugares del Reino. Poco después, el sector minero alcanzó la madurez y fue considerado el ‘tercer pilar’ de la industria nacional —tras el petróleo y petroquímica—. Se construyó una nueva red ferroviaria para atenderlo.
El sector público fue el actor principal en esas tres fases. Las mayores entidades industriales, como ARAMCO y SABIC, son propiedad mayoritaria del gobierno. Algunos de los proyectos más importantes se construyeron en asociación con empresas transnacionales. Hubo muchas historias de éxito en el camino y se espera que los tres sectores dominen la escena industrial durante algún tiempo.
El nuevo impulso de la industrialización tiene un doble objetivo: desarrollar nuevos rubros y alentar al sector privado a desempeñar un papel más importante. Actualmente, el 80% de la demanda total en Arabia Saudita se satisface con importaciones, lo que significa que hay muchas oportunidades para localizar parte de esa oferta. Además, el Reino se embarcó en una campaña de exportación ambiciosa más allá del petróleo y los productos petroquímicos, creando programas de financiación y otras instalaciones de apoyo al sector exportador.
En general, se acepta que la industrialización es uno de los motores más importantes del crecimiento económico a largo plazo debido a su capacidad para absorber mano de obra, mejorar las habilidades, diversificación y fomentar la transformación estructural. También estimula el crecimiento de otros sectores a través de vínculos con industrias y servicios auxiliares.
No hay acuerdo sobre los elementos precisos para que las naciones mejoren y mantengan un proceso de industrialización dinámico. Académicos, organizaciones internacionales y formuladores de políticas de todo el mundo sugirieron algunas medidas claves que pueden contribuir a ese proceso, pero se reconoce universalmente que no existe una solución única para todos y que los países tienen que ajustar su combinación de acuerdo con las necesidades y circunstancias particulares.
En primer lugar, la industrialización debe estar determinada por las condiciones propias de un país, como su dotación de recursos naturales, ubicación geográfica, niveles de educación y habilidades en la fuerza laboral, salarios, disponibilidad de capital, tamaño de la población y sus características demográficas.
En segundo lugar, un factor limitante, pero importante para el éxito de la industrialización es el nivel de inversión pública potencial disponible para el desarrollo tanto de la infraestructura física en el país, como del capital humano. Lo que se necesita es un ajuste fino para alinear esas inversiones con las necesidades de industrialización.
En tercer lugar, un factor clave es la disponibilidad de crédito, a un costo razonable, para la inversión privada directa en el sector industrial. Esto también es abundante en Arabia Saudita, pero es necesario agilizar el acceso al crédito y reducir los costos de financiamiento.
Cuarto, para que el sector privado se involucre en la industrialización necesita una fuerza laboral bien capacitada a un ritmo competitivo. Este es un desafío abrumador en Arabia Saudita porque tiene un mercado laboral segmentado: nacionales y extranjeros. Los primeros que son recién graduados, con pocas habilidades y experiencia, exigen salarios más altos que sus contrapartes extranjeras.
Para ser rentables, las empresas privadas prefieren trabajadores capacitados con salarios bajos. Existe una clara disparidad entre las expectativas de los empleadores y las de los solicitantes de empleo sauditas. Esto ha dado lugar a una curiosa paradoja: si bien hay millones de trabajadores extranjeros con pleno empleo en todos los niveles, las tasas de desempleo para los nacionales son bastante altas, con un promedio de alrededor del 11% durante la última década. Parte del problema se debe al desajuste entre la educación universitaria y las necesidades de industrialización. A diferencia de las empresas estatales, las privadas dicen que no pueden permitirse ofrecer salarios altos a los recién graduados.
Hay soluciones a este desafío estructural, que no es exclusivo del sector industrial. Las nuevas industrias deben centrarse en la automatización, reduciendo así la cantidad de mano de obra poco calificada y ofreciendo trabajos bien remunerados. Esto, a su vez, debería conducir a una educación basada en competencias para los nacionales.
Depender de la mano de obra extranjera frustra indefinidamente los propósitos de la industrialización sostenible, que incluyen mejorar las capacidades y habilidades locales y facilitar la transformación estructural de la economía.
En quinto lugar, la política industrial debe estar alineada con la política de comercio exterior, así también con la macroeconómica en general, ya que estas tienden a interactuar y al menos no deberían funcionar con propósitos cruzados. Por ejemplo, la selección de productos que se liberarán de los derechos de aduana en virtud de un acuerdo de libre comercio debe ser compatible con las necesidades de industrialización.
Por último, la promoción es fundamental para la industrialización sostenible. Las embajadas en el extranjero y las agencias gubernamentales deben trabajar con empresas privadas para promover los productos nacionales. Este trabajo requiere garantía de calidad, consistencia y marca. Es más probable que una identidad asociada con alta calidad y precios moderados atraiga a los consumidores, antes que una con atributos inconsistentes. Este es el objetivo de ‘Marca Saudí’.
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Abdel Aziz Aluwaisheg es Secretario Asistente en el Consejo de Cooperación del Golfo para Asuntos Políticos y Negocios. Columnista de Arab News.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Arab News el 30 de marzo de 2021.