Por Arif Rafiq para Middle East Institute (MEI)
Después de la muy publicitada disputa del año pasado entre Pakistán y Arabia Saudí, que culminó con la demanda de Riad de un reembolso anticipado de 3 mil millones de dólares en préstamos destinados a apuntalar las reservas de divisas de Islamabad, las tensiones entre los dos países se enfriaron desde entonces. Ahora, Pakistán y Arabia Saudí parecen estar en medio de un restablecimiento de sus relaciones.
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Según los informes, Riad optó por no retirar el tramo final de su préstamo de 3 mil millones de dólares, mientras que Islamabad ya reembolsó 2 mil millones hasta ahora. Asimismo, se volvió a hablar de una refinería de petróleo Aramco y un complejo petroquímico en la ciudad portuaria paquistaní de Gwadar. Además, el mes pasado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Pakistán emitió lo que fue efectivamente una declaración de apoyo al liderazgo saudí después de la publicación del informe desclasificado de inteligencia estadounidense sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.
A pesar de la mejora en las relaciones entre Arabia Saudí y Pakistán, el reinicio bilateral se limitará a una modesta cooperación económica y militar. La deriva estratégica entre Islamabad y los dos pesos pesados del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Abu Dabi y Riad, continuará a medida que crece la asociación entre Pakistán y Turquía y tanto Arabia Saudí como Emiratos Árabes Unidos (EAU) refuerzan los lazos económicos y de seguridad con el archirrival de Pakistán, es decir, India.
Una amistad efímera entre Khan y MBS
Desde 2018 hasta la mayor parte de 2019, parecía que el Primer Ministro de Pakistán, Imran Khan, y el Príncipe Heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman (MBS), tenían una amistad en ciernes.
Cuando Khan llegó al poder en el verano de 2018, ya se estaba preparando un paquete de ayuda económica saudí, en parte, como resultado de la diplomacia militar del Ejército de Pakistán. En octubre de 2018, Khan regresó a Arabia Saudí por segunda vez en otros tantos meses a pedido personal de MBS para asistir a su conferencia Future Investment Initiative, con el objetivo de reforzar la lista de asistentes de alto perfil mientras otros cancelaban a raíz del asesinato de Khashoggi. La primera porción de mil millones de dólares del paquete de préstamos de 3 mil millones se entregó el mes siguiente. Abu Dabi, socio de Riad en la región, lo siguió con un paquete de ayuda comparable.
Cuando MBS visitó Islamabad, en febrero de 2019, acompañado de una delegación compuesta por decenas de empresarios saudíes, la discusión se orientó hacia las inversiones. El Príncipe Heredero se fue con una promesa de más de 20 mil millones de dólares en inversiones saudíes, incluidos proyectos de energía renovable y la instalación de la antes mencionada refinería Aramco.
Pero la geopolítica puso fin repentinamente a la bonanza entre Khan-MBS. En agosto de 2019, India anexó la región en disputa de Jammu y Cachemira bajo su control. Dada la enormidad de la medida, Pakistán esperaba el apoyo tanto de Arabia Saudí como de EAU, vistos como socios desde hace mucho tiempo, además de ser países musulmanes hermanos. Sin embargo, los principales diplomáticos de ambos países hicieron una visita conjunta a Islamabad en septiembre que tenía más como objetivo moderar las expectativas de Pakistán que ofrecer una solidaridad tangible.
A medida que Abu Dabi y Riad se distanciaron de la causa de Cachemira, los líderes de Ankara y Kuala Lumpur se volvieron más abiertos en nombre de los cachemires y comenzaron a alinearse con la posición diplomática de Pakistán sobre la disputa. El trío también coqueteó con la noción de un bloque islámico. Una cumbre islámica organizada por Malasia en diciembre de 2019 sería su primer gran evento.
El entonces Primer Ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, describió a Indonesia, Malasia, Pakistán, Qatar y Turquía como los ‘pioneros’ de la cumbre, dando la impresión de que era una alternativa a la inerte Organización de Cooperación Islámica (OCI) dominada por Arabia Saudí. Abu Dabi y Riad estaban furiosos. Días antes de la cumbre, Khan fue a Arabia Saudí y el General Qamar Javed Bajwa, el poderoso jefe del Ejército de Pakistán, visitó EAU para contener las llamas. Pakistán se retiró de la cumbre, pero esto no fue suficiente para aplacar a los dos poderes del CCG.
Dada su disparidad militar convencional con India, Pakistán considera que el apoyo diplomático internacional es vital para llevar a India a la mesa de negociaciones. Así que se esforzó en presionar para que la OCI liderada por Arabia Saudí convocara una sesión sobre Cachemira a nivel de Ministros de Relaciones Exteriores. Al mismo tiempo, la asociación de Pakistán con Turquía siguió creciendo. En febrero de 2020, el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, realizó una visita de estado a Islamabad, donde se dirigió a una sesión conjunta del Parlamento paquistaní. Pakistán también prosiguió sus esfuerzos para mejorar la cooperación fronteriza y el comercio con Irán.
A mediados de 2020, Riad tuvo suficiente. En julio, Pakistán se vio obligado a comenzar a reembolsar los préstamos a corto plazo otorgados por Arabia Saudí. La ruptura se hizo pública cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Shah Mehmood Qureshi, arremetió contra los saudíes en un canal de noticias local. Estaba claro que la amistad Khan-MBS había terminado.
La deriva comenzó mucho antes
En realidad, Pakistán y Arabia Saudí ya se habían ido distanciando durante más de una década. Los saudíes no eran fanáticos del Gobierno de coalición liderado por el Partido Popular de Pakistán que gobernó entre 2008 y 2013. Un viejo amigo de los saudíes, Nawaz Sharif, regresó como primer ministro por tercera vez en 2013. Los saudíes tenían una larga relación con la familia de Sharif y ayudaron a negociar un acuerdo de exilio después de que fue depuesto y encarcelado en 1999.
En 2014, Riad otorgó un préstamo de 1500 millones de dólares al Gobierno de Sharif. Pero en 2015, Sharif sorprendió a los saudíes con su (sabia) negativa a unirse a la guerra de Yemen. El Parlamento de Pakistán también aprobó por unanimidad una resolución en la que pedía la neutralidad de su Gobierno en la guerra de Yemen.
Mientras tanto, los Sharif habían comenzado a pasar a otros corredores de poder en la región: Qatar y Turquía. Nawaz y su hermano Shehbaz, que gobernó la provincia de Punjab de 2008 a 2018, cultivaron una relación con la Turquía de Erdogan, con lo que atrayeron tanto ayuda como inversiones.
En 2015, Al Mirqab Capital, propiedad del ex Primer Ministro de Qatar, Hamad bin Jassim bin Jaber Al Thani, logró un acuerdo con Sinohydro por una planta de energía de carbón de 1900 millones de dólares en el sur de Pakistán. Saif-ur-Rehman, un antiguo asistente de la familia Sharif que ahora vive en Qatar, desempeñó el papel de intermediario. Al año siguiente, el gobierno de Sharif firmó un acuerdo de gas natural licuado (GNL) a largo plazo con Qatar.
Al mismo tiempo, los saudíes y los emiratíes, continuaron su cortejo de la India, que se inició con la Declaración de Delhi de 2006 firmada por el Rey Abdullah y el Primer Ministro Manmohan Singh. Desde entonces, Nueva Delhi y Riad firmaron un pacto de cooperación en defensa y formaron un consejo de asociación estratégica. La cooperación en materia de seguridad creció constantemente, incluso en la lucha contra el terrorismo. Arabia Saudí extraditó a varios militantes de grupos con sede en Pakistán como Lashkar-e Taiba, incluido Sayed Zabiuddin Ansari en 2012.
En los años siguientes, las sensibilidades paquistaníes importaron menos en los esfuerzos de Abu Dabi y Riad para ampliar los lazos con Nueva Delhi. En marzo de 2019, la entonces Ministra de Asuntos Exteriores de la India, Sushma Swaraj, asistió a la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OCI en Abu Dabi como invitada de honor, pocos días después de los enfrentamientos entre India y Pakistán en los que al menos un avión de combate indio fue derribado. El Ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Qureshi, boicoteó la cumbre de ese año. En diciembre pasado, el jefe del Ejército indio visitó Arabia Saudí y EAU, la primera visita de este tipo.
Tanto Arabia Saudí como EAU ven a India como mucho más vital para su impulso hacia el este. La economía simple explica por qué. En 2018, India importó 21.200 millones de dólares en petróleo crudo de Arabia Saudí mientras que Pakistán importó 1900 millones. Las empresas saudíes no solo están interesadas en explotar las crecientes necesidades energéticas de la India, sino que ya invirtieron en una amplia gama de sectores, incluidos la agricultura y las telecomunicaciones.
Pakistán, por su parte, no se queda de brazos cruzados. Junto a su incipiente relación con Turquía, Pakistán parece estar construyendo lazos con Qatar. Doha e Islamabad concluyeron recientemente un acuerdo revisado de GNL que fue negociado en parte por el jefe del Ejército paquistaní. Los nuevos términos pueden considerarse relativamente generosos. Fijada al 10,2% del petróleo crudo Brent, es más baja que la tasa ofrecida a Bangladesh. Otras concesiones reducen la tasa efectiva al 10,13% del Brent. El periódico Business Recorder de Pakistán sugiere que el acuerdo de GNL es parte de un ‘paquete de acuerdos’, con pactos laborales y de defensa que lo seguirán. Doha e Islamabad también están coordinando el proceso de reconciliación afgano. Si Doha e Islamabad comienzan a construir una asociación estratégica, uno podría ver la entente turco pakistaní reforzada por el capital de Qatar.
Lecciones difíciles para Islamabad
La crisis del año pasado en las relaciones con Arabia Saudí debería proporcionar una serie de lecciones para los agentes de poder de Pakistán.
Primero, la historia importa poco en la relación bilateral actual. El exjefe de inteligencia saudí, el Príncipe Turki bin Faisal, describió una vez los lazos entre Pakistán y Arabia Saudí como “probablemente una de las relaciones más estrechas del mundo entre dos países sin ningún tratado oficial”. Sin embargo, esa era ha llegado a su fin. Algunos miembros de la realeza cercanos a Pakistán, como el ex Príncipe Heredero Muqrin bin Abdul Aziz, fueron marginados. En la era de MBS, Riad se inclina más a preguntar: “¿Qué hiciste por mí últimamente?”
En segundo lugar, es más seguro asumir que la ayuda saudí, ahora más que antes, tiene un precio. Y si Pakistán no está dispuesto a pagar ese precio, luchando en las guerras de Arabia Saudí y evitando a sus rivales, entonces puede ser mejor evitar buscar su ayuda económica.
En tercer lugar, Pakistán debe impulsar reformas que faciliten la inversión extranjera directa, incluso de Arabia Saudí. Los saudíes tenían la intención de realizar inversiones a gran escala en Pakistán en 2019. Pero el gobierno de Pakistán simplemente no estaba preparado para realizar esas propuestas. Haroon Sharif, ex Presidente de la Junta de Inversiones de Pakistán, identifica una serie de razones por las que los proyectos saudíes propuestos no despegaron, incluida la “débil capacidad técnica de Pakistán para realizar transacciones comerciales”.
Finalmente, y esto no será una sorpresa para muchos lectores, el Ejército de Pakistán es más importante para los saudíes cuando se trata de la relación bilateral. Los dos países continuarán la cooperación de defensa, incluidos ejercicios conjuntos y misiones de entrenamiento. No obstante, es poco probable que tales compromisos se traduzcan en una alineación estratégica renovada entre Riad e Islamabad. Un enfoque más sólido para Pakistán es el de mantener la buena voluntad entre los saudíes, realizar las reformas necesarias para convertirse en un destino de inversión atractivo y trabajar en asociaciones estratégicas más viables en otras partes de la región.
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Arif Rafiq es Magíster en Estudios Árabes por la Universidad de Georgetown, presidente de Vizier Consulting LLC, e investigador no residente en MEI.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por MEI el 11 de marzo de 2021.