Por Yasar Yakis para Arab News
Turquía expresó fuertemente este mes su deseo de mejorar las relaciones con muchos países árabes, en particular con Egipto. Se trató de su mensaje más contundente hasta la fecha.
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Todo comenzó con una salva de declaraciones de altos funcionarios en Ankara, quienes expresaron la esperanza de estar ante el comienzo de una nueva era en las relaciones turco-egipcias. En agosto y septiembre del año pasado también hizo declaraciones similares Yasin Aktay, el asesor presidencial que anteriormente se desempeñó como Vicepresidente del gobernante Partido Justicia y Desarrollo, donde estuvo a cargo de las relaciones internacionales. Debido a su título, se supuso en ese momento que algo se estaba gestando sobre este tema. Además, el Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, hizo una declaración en la misma línea. Sin embargo, este intento se desvaneció lentamente.
La última ronda de declaraciones alentadoras fue iniciada por Cavusoglu, quien deslizó que es probable que las negociaciones entre Turquía y Egipto comiencen sin condiciones. Esta buena noticia fue luego profundizada por otras personas que ocupan altos cargos, como el Ministro de Defensa, Hulusi Akar, el portavoz presidencial, Ibrahim Kalin, y, finalmente, el Presidente, Recep Tayyip Erdogan. Después de que muchos altos funcionarios hicieran declaraciones con casi el mismo contenido, una esperanza más concreta comenzó a extenderse en los medios turcos.
Erdogan arrojó más luz sobre este tema al decir: «Hay contactos de alto nivel con Egipto, no al más alto nivel, sino justo debajo del más alto nivel». Algunos medios de comunicación en Turquía interpretaron esta declaración como una referencia a contactos entre oficiales de inteligencia.
Después de tantas aclaraciones, los medios de comunicación turcos favorables al Gobierno recibieron con júbilo esta importante iniciativa y los comentaristas de los programas de televisión en horario de máxima audiencia compitieron para explicar por qué ya era hora de que un movimiento como este tuviera lugar. No hacía mucho, los mismos comentaristas habían criticado duramente al Gobierno egipcio: hicieron hincapié en que Turquía no tenía ningún problema con el pueblo egipcio y que el problema era con el Gobierno. Curiosamente, los medios egipcios estaban usando la misma narrativa contra Turquía.
Cavusoglu subrayó específicamente en su declaración que las conversaciones de alto nivel iban a comenzar sin condiciones. Esta garantía fue importante porque los escépticos de Turquía no estaban seguros de si la respuesta de El Cairo coincidiría con las expectativas de Ankara. Una fuente de la inteligencia egipcia hizo una declaración evasiva, al indicar que ‘Turquía había propuesto una reunión para discutir la cooperación’. La respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores, Sameh Shoukry, fue más sustancial, pero también fue evasiva. Declaró: «No hay comunicación fuera del marco diplomático normal. Si las acciones reales de Turquía muestran alineación con los principios y objetivos egipcios, entonces se sentarán las bases para que las relaciones vuelvan a la normalidad».
El diario egipcio progubernamental Al Watan fue más específico. La semana pasada publicó una lista de 10 condiciones egipcias para la normalización de las relaciones. Abarcan una amplia gama de temas, desde la demarcación de las zonas de jurisdicción marítima en el Mediterráneo oriental hasta la retirada de la presencia militar de Turquía en Libia, Siria e Irak. Tal catálogo de condiciones probablemente sería inviable para Turquía.
Sin embargo, si finalmente comienzan las negociaciones de normalización entre Turquía y Egipto, habría dos áreas concretas de cooperación. Una de ellas es Libia. Ankara tiene una presencia militar arraigada allí, adquirida a través de acuerdos internacionales. A la luz de esta realidad, sería un éxito si Turquía y Egipto pudieran desarrollar una iniciativa en Libia en la que todos ganen, en lugar de probar suerte en un juego de suma cero. Si se pudiera lograr tal avance, podrían cooperar en el proceso democrático libio patrocinado por las Naciones Unidas.
La segunda área de cooperación serían las actividades de los Hermanos Musulmanes en territorio turco. El Cairo quiere silenciar todas las actividades de radiodifusión de la Hermandad dirigidas a Egipto y los estados del Golfo. Un tema más importante que concierne al grupo es, no obstante, su destino final. Al Watan afirmó que Ankara se ofreció voluntariamente para extraditar a sus miembros a Egipto, pero El Cairo prefirió remitirlos a Interpol. Egipto también preferiría que Ankara no interfiriera en lo que Interpol haga luego con ellos. Si Turquía decide expulsarlos, pocos países les darían la bienvenida, ya que la Hermandad Musulmana está calificada como organización terrorista en muchos Estados. Si Turquía les da la espalda, sus miembros podrían percibir como si Ankara los estuviera vendiendo. Al final del día, mientras el último miembro de la Hermandad permanezca en Turquía, este problema seguirá ensombreciendo las relaciones turco-egipcias.
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Yasar Yakis es ex Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía y miembro fundador del partido Justicia y Desarrollo.
N.d.T: El artículo original fue publicado por Arab News el 21 de marzo de 2021.