El desarrollo urbano destruye la ciudad antigua de Saná en Yemen
también como la ciudad de Azal, el nieto de Sam bin Noah. Además, Saná estuvo habitada continuamente durante más de 2500 años y conservó un patrimonio religioso y político que incluye 103 mezquitas, 14 baños públicos conocidos como ‘hammams’ y más de 6000 casas, todas construidas antes del siglo XI, que atestiguan esta enorme historia.