Por Laila Nabil para Institute of Palestine Studies
El músico Faraj Suleiman y el escritor Majd Kayyal lanzaron el álbum “Better than Berlin” (Mejor que Berlín) en diciembre de 2020. El título alude a Haifa, pero la omisión del nombre de la ciudad es intencional: Berlín es reemplazable, como cualquier otra ciudad europea. Haifa, nunca mencionada en las canciones, no lo es.
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Aunque los temas del álbum son específicos de Haifa, se medita a fondo sobre la reciente y grotesca gentrificación de los barrios, que son también profundamente personales, y como tales, universales. El álbum fue creado para los residentes de Haifa, para el disfrute y relación de los palestinos. No estaba destinado a servir como una herramienta educativa para un oyente extranjero [léase: occidental] para obtener información o practicar la empatía.
Kayyal y Suleiman crean música que refleja la condición humana—de emociones que están presentes independientemente del lugar o circunstancia material. Las actitudes políticas están enredadas con las personales: cuestiones sobre el barrio y la vida privada coinciden naturalmente. En la canción Questions on My Mind (Preguntas en mi mente), Suleiman lamenta la soledad de Berlín a pesar de sus multitudes, extraña el antiguo barrio, y todas sus alegrías y pequeños agravios: desde el vecino que engaña a su mujer hasta la policía que acosa cada noche a la juventud palestina. En el Hymn to Gentrification (Himno a la gentrificación), dirigido a un “amante de ojos tristes”, Suleiman critica la demolición de edificios antiguos para dejar espacio a los rascacielos israelíes, y el reenvasado de recetas tradicionales locales como costosa cocina gourmet.
Kayyal y Suleiman no esperan cambiar el mundo, solo reflejarlo con todas sus contradicciones y realidades agridulces. La pareja explica que el álbum se creó a partir de algunos mensajes de texto que se enviaron antes de que llegara el COVID-19.
Nota del original: Esta entrevista fue traducida y editada para mayor claridad y brevedad.
Majd Kayyal: No pensamos que íbamos a hacer un álbum, sólo estaba escribiendo cosas y arrojándoselas a Faraj. Una vez que teníamos listos tres textos para canciones – y comenzó Corona – nos [dimos cuenta] que podíamos hacer algo, existen muchas similitudes y puntos de encuentro entre diferentes textos, tal vez tengamos un tema o tema para trabajar.
Faraj Suleiman: La idea es que este lugar en el que vivimos es el mejor lugar del mundo, [y] no es sólo Berlín. Se menciona Berlín por dos razones: es el rostro de una generación que viaja y prueba nuevos lugares, muchos jóvenes emigran allí. Es un lugar que es muy artístico, barato, hablan inglés, es fácil para la gente intentar [ser] ellos mismos allí. Pero Berlín también se recuerda en el álbum por casualidad; pero no es solo Berlín, es Haifa. Simplemente creemos que Haifa es mejor que París, Londres, Nueva York, pero no tenemos nada que lo demuestre.
Majd Kayyal: No fue pensado como un tributo a Haifa; eso surgió orgánicamente. Al final está claro que se trata del lugar, pero al principio esa no era la intención. La ciudad no es un resumen, es un estado de vida y una forma de vida, en la gente, su comunidad, su transformación, en la sociedad, en la arquitectura del lugar, en la política, en los lugares donde trabajas. Entonces, se trata de la ciudad, no como en sí misma, sino a través de las experiencias que tenemos: cosas que amamos, que odiamos, que soñamos, que nos deprimen, que nos hacen sentir que fracasamos, qué queremos hacer. Todo está dentro del término ‘ciudad’.
Existen ciudades que reclaman universalidad, que afirman que cualquier historia que cuentes en estas ciudades, París, Nueva York, cualquier cosa que expreses allí es relevante para todos: amistad, traición, depresión. Si lo pones en escena allí, se considera universal, pero cuando hablamos de pequeñas ciudades en los márgenes del mundo, o tienes que hablar de ti mismo y de lo humano, o sobre la ciudad misma: tu ciudad en sí misma no es suficiente para expresar la condición humana universal.
Esto es lo principal que tratamos de confrontar en este álbum: aquí está la afirmación de que nuestro lugar no es menos que cualquier otro lugar en el mundo, y es capaz de experimentar y representar muchas condiciones humanas e historias y cosas que siempre imaginamos y sentimos que solo pueden pasar en las grandes ciudades, en las ciudades metropolitanas. Ese es el principal reclamo de este álbum: que estamos contando las historias de un lugar en el que la gente siente que no vale la pena contar sus historias, que nuestras historias son aburridas, no tenemos acción, drama, grandes escritores, grandes escenarios, grandes músicos.
Estamos diciendo que no, podemos tener todo eso, podemos construir historias y narrativas a través de estos pequeños fragmentos de aburrimiento. No nos consideramos representantes que están haciendo algo que queremos mostrarle a la gente. No queremos mostrar Palestina a la gente, no podría importarnos menos eso. Sólo nos importa expresarnos y traer las voces de las personas que amamos, y encontrar nuestro lugar y expresarlo de una manera honesta. La audiencia que tenemos en mente es básicamente la audiencia local con la que nos encontramos [todos los días]. Eso es todo.
Pregunto sobre la canción “Winter Volcano” (Volcán Invernal). Trato de encontrarle un matiz político, aunque no lo existe.
“En realidad ‘Winter Volcano’ es una canción erótica”, me dice Kayyal. “Hace referencia a las obras de [el filósofo] Schopenhauer. Cuando habla del post-orgasmo y de lo que él llama la ‘risa del diablo’ y todas las ideas que se te pasan por la cabeza; todas las ideas nihilistas que tienes en mente después de que la excitación del sexo acaba de terminar y tienes que pensar en tu vida, en lo que estoy haciendo, por qué estoy aquí, cuál es el sentido de la vida, por qué estoy tratando de prestar atención la llamada de la naturaleza? Entonces, esta fue la primera inspiración para esta canción”.
Les digo que pensé que se trataba del calentamiento global.
Se ríen: “No nos importa el calentamiento global”. El humor intercalado a lo largo del álbum también es intencional.
Kayyal comenta: “creo que las contradicciones son esenciales en cualquier forma de arte, si encuentras el equilibrio adecuado entre [risas y melancolía], puedes llevar a las personas a un viaje dentro de los sentimientos y sus contradicciones”.
Agotaron el auditorio más grande de Haifa en tres horas en mayo pasado. A Suleiman le pareció extraño que 1500 personas reservaran boletos con anticipación para asistir al concierto. Tal vez sea porque el universalismo evocado en el álbum realmente se dirige a una audiencia más amplia, o porque la música misma exige ser escuchada en vivo. De cualquier manera, es mejor escucharlo en Haifa.
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Laila Qaddumi es una escritora palestina radicada en Nueva York. Nació en Kuwait. Recibió su Maestría en Literatura Comparada en la Universidad de Columbia.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Institute of Palestine Studies el 24 de marzo de 2022.