Por Karwan Ibrahim para 1001 Iraqi Thoughts
La región del Kurdistán iraquí no sólo es peligrosa para los periodistas y manifestantes, sino también para los ciudadanos comunes que buscan una vida mejor. Si bien los medios de comunicación la describen a menudo como un modelo de democracia, se convirtió en la región menos democrática de Irak.
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Los peligros para los manifestantes provienen de la policía y las fuerzas de seguridad que los confrontan con la fuerza militar. Las fuerzas del gobierno detienen, secuestran, e incluso son sospechosos de asesinatos selectivos. Este fue el caso durante la última década, con el último ataque contra manifestantes en diciembre de 2020, cuando las fuerzas de seguridad mataron a diez jóvenes manifestantes. Algunas de las víctimas eran estudiantes universitarios. Hubo muchos otros heridos.
En las recientes protestas que comenzaron el mes pasado y que están lideradas por estudiantes universitarios, muchos de los manifestantes resultaron heridos y muchos fueron arrestados. Los videos y fotos compartidos en las redes sociales muestran cómo las fuerzas de seguridad enfrentan a los estudiantes con brutalidad, utilizando gases lacrimógenos y munición real. Además, las organizaciones de derechos humanos documentaron que quienes protestan contra los dos principales partidos políticos gobernantes en Kurdistán, con frecuencia enfrentan la fuerza, el arresto, la tortura, el secuestro y la muerte.
La región también es peligrosa para los periodistas. Si uno intenta cubrir las protestas como periodista, se enfrentará a una suerte similar a la de los manifestantes. La policía y las fuerzas de seguridad no fueron capacitadas para comportarse de manera profesional y ética al interactuar con los medios de comunicación. Con las últimas protestas lideradas por estudiantes, varios periodistas fueron secuestrados y arrestados mientras trabajaban. No se espera que la brutalidad contra los manifestantes y los medios de comunicación cese pronto dado que las fuerzas de seguridad están bajo el control de los dos partidos políticos dominantes, que usan las armas para protegerse del pueblo.
Después de 30 años de independencia del régimen de Saddam en Kurdistán y 18 años desde la guerra que sacó a Saddam del poder en Bagdad, la actual élite gobernante kurda adoptó el sistema y estilo de Saddam para sofocar la disidencia. Si bien muchas cosas cambian, no hay un cambio radical en la mentalidad de gobernar; no existe un ejército nacional y una fuerza de seguridad unificados. En demasiados casos, la historia se repite y la tragedia de oprimir al pueblo continúa.
Me tocó vivir de primera mano el maltrato a periodistas. A lo largo de mi trabajo como periodista, fui arrestado, humillado, torturado y amenazado durante la cobertura de protestas en varias ocasiones. Fui arrestado por primera vez en Sulaymaniyah en 2006 mientras cubría una protesta. En ese momento yo era editor en jefe de un periódico estudiantil mensual y estudiante universitario al mismo tiempo. Tenía una cámara y una identificación de periodismo conmigo. Sin embargo, más de 15 miembros de las fuerzas de seguridad me atacaron y mientras intentaba escapar, uno de ellos me golpeó la cabeza con su arma y perdí el conocimiento. Me llevaron a la prisión de seguridad general de Sulaymaniyah, donde me detuvieron cinco días. Me mantuvieron en una habitación con drogadictos y personas acusadas de robo y asesinato. Me sorprendió porque escuché a las generaciones mayores cómo el antiguo régimen solía arrestar a las personas y torturarlas, pero esta vez lo experimenté yo mismo después de que el régimen colapsó. Después de eso, fui arrestado otras tres veces. Afortunadamente, no me torturaron durante el arresto, pero me advirtieron que no cubriera las protestas ni publicara en los periódicos.
Fui a la India en 2014 para estudiar y volví a la región en julio de 2016. El primero de agosto de 2016 comencé a trabajar para una agencia de noticias. Fui a cubrir las protestas en Sulaymaniyah el 6 de agosto, portando mi cámara y mi identificación de periodismo. Un miembro de las fuerzas de seguridad me pidió que le mostrara mi identificación. Cuando lo hice, la tiró al suelo y me atacó. Otros miembros de su equipo se le unieron y empezaron a golpearme. Traté de escapar, pero uno de ellos me roció los ojos con gas lacrimógeno y perdí la vista temporalmente. Aunque no podía ver nada, el grupo de miembros de las fuerzas de seguridad me golpeó y usaba lenguaje abusivo en mi contra. La combinación de tortura física y psicológica afectó mi salud mental durante mucho tiempo. Diez años después de mi primer arresto en 2006, nada cambió en términos de cómo se trata a los periodistas en la región de Kurdistán iraquí. De hecho, el segundo arresto fue más brutal e inhumano.
No soy optimista de que el comportamiento de las fuerzas de seguridad con los manifestantes y los periodistas vaya a cambiar, siempre que las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad de la región estén bajo el control de los dos partidos políticos dominantes —el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK)—. Si bien estos dos partidos no cuentan con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos de la región kurda, controlan por la fuerza todos los aspectos de la vida en la región desde hace tres décadas. Según las últimas estadísticas, el PDK y el UPK obtuvieron el 23% de los votos de las personas durante las elecciones nacionales de octubre, lo que significa que el 77% de las personas no los apoyan, pero aún gobiernan la región independientemente de la voluntad de las personas y los principios de la democracia.
Horas después de que terminé de escribir este artículo, un comandante militar y cuatro jóvenes fueron asesinados en actos de asesinato relacionados con el conflicto político. El pueblo kurdo anhela la estabilidad, la verdadera libertad de expresión y el respeto a su derecho a protestar sin temor a ser perseguido y politizar sus demandas.
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Karwan Ibrahim es el editor en jefe de NRT TV en el Kurdistán iraquí. Tiene una Maestría en Comunicación y Periodismo de la India.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por 1001 Iraqi Thoughts el 3 de diciembre de 2021.