Por Barsam Mohammadi para Strategic Council on Foreign Relations
El concepto de ‘disuasión’ abarca varios aspectos políticos, militares, económicos, culturales, científicos y tecnológicos. Pero lo importante es que, aunque en la economía mundial actual, la industria y la tecnología desempeñan el papel central y en muchos países se consideran las principales características del poder nacional y la disuasión, la defensa y el poder militar siguen siendo el ‘aspecto dominante’ de la disuasión.
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En términos más sencillos, por muy elevados que sean la economía, el bienestar y los medios de subsistencia de los países, cultural y normativamente pensantes, y aunque científicamente logren grandes progresos, si carecen de ‘capacidades de defensa’ en la práctica, no pueden pretender tener un poder y una disuasión reales.
Los componentes civiles del poder nacional y la disuasión se valoran cuando el país es inmune a la agresión extranjera. En los primeros años de la Revolución Islámica, Irán se encontraba en una posición relativamente favorable en términos de poder en lo que respecta a las características políticas, culturales e incluso económicas, a pesar de todas las piedras en el camino dispuestas por el sistema de dominación global.
Irán estaba en el camino de la transformación, pero debido a su estructura militar desorganizada y la falta de poder disuasorio, sufría continuamente las amenazas, entre ellas, la invasión del régimen baazista de Irak.
La experiencia de los ocho años de guerra, las repetidas amenazas de enemigos externos y un entorno periférico tenso, proporcionaron a la República Islámica experiencias valiosas que, junto con una seria atención al fortalecimiento de otros componentes del poder nacional, mejoraron su defensa y disuasión en tierra, aire y mar, adecuándose a las normas internacionales. De hecho, según la última evaluación del sitio web Firepower, Irán ocupa el sexto lugar entre 140 países en términos de activos militares marítimos.
Las operaciones recientes de la Armada del Cuerpo de Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) contra la flota de los Estados Unidos, independientemente de sus detalles, son significativas porque demuestra hasta qué punto ‘la disuasión estratégica naval’ en los tres niveles de capacidades puede ser eficaz para contrarrestar las amenazas que plantean los países hostiles en aguas abiertas.
Por supuesto, la disuasión marítima no se limita a contrarrestar las amenazas, sino que también desempeña un papel importante en asegurar y garantizar los intereses de los ciudadanos locales, protegiendo la integridad territorial del país.
Por lo tanto, la medición reciente de la armada del CGRI en el Mar de Omán, puede ser analizada desde dos ángulos:
La primera es la cara o la ‘apariencia del problema’ de que los dos destructores Sullivan y Michael Murphy con instalaciones y equipos modernos, que se encuentran entre los destructores avanzados de la clase Arleigh Burke, se ven obligados a retroceder cuando se enfrentan a la unidad naval de la República Islámica de Irán.
El segundo es el ‘coraje’ y la valentía que existe en la armada de la República Islámica que, con el apoyo de equipos navales avanzados, no teme enfrentarse a la armada más poderosa del mundo en una región donde los sionistas ingresaron recientemente. A medida que la Armada demuestra su fuerza y disposición, hizo retroceder a las tropas de Estados Unidos en el Mar de Omán, quitándole la iniciativa de las manos.
Este es el punto sutil que el Líder Supremo de la Revolución Islámica también mencionó en sus comentarios en la Universidad Imam Hussein el domingo 13 de octubre de 2019, cuando afirmó: “Si el enemigo tiene miedo de su poder, entonces este disuade al enemigo. Debes hacer que el enemigo sienta el temor del asombro de los jóvenes, fieles, devotos y motivados; lo que constituye el elemento de disuasión más importante”.
Además, la operación naval del CGRI, que fue una “demostración decisiva” de disuasión estratégica, tenía un mensaje claro para el régimen sionista de que Irán defiende con autoridad sus intereses nacionales en aguas territoriales y periféricas y no permitirá la presencia de cualquier elemento destructivo.
Durante su reciente visita a Bahréin, el canciller de Israel estuvo con la Quinta Flota en Manama, con la intención de enviar señales claras a Irán de que está realmente cerca y prepara actividades conjuntas con Estados Unidos y Bahréin en las aguas del Golfo Pérsico.
En este sentido, tener disuasión marítima y demostrarla es fundamentalmente importante, ya que desempeña un papel clave en el control y la lucha contra las amenazas en curso dentro del Golfo Pérsico. A su vez, cobra especial importancia desde 2018, cuando aumentó el intercambio de información entre los países árabes e Israel, lo que terminó en una mayor presencia naval del CENTCOM —submarinos nucleares espía, ejercicios conjuntos y fuerzas de disuasión—.
Además, tener un disuasivo naval en las condiciones de las sanciones, en las que los barcos iraníes están constantemente expuestos a advertencias, inspecciones, etc., puede actuar como un fuerte escudo para asegurar las líneas de tránsito de la República Islámica de Irán. El hecho de que, hasta ahora, a pesar de la insistencia e instrucciones de Estados Unidos para evitar el transporte nacional, ningún país del Golfo Pérsico se haya atrevido a inspeccionar o crear un obstáculo en el camino, se debe en cierta medida a la disuasión estratégica y, como resultado, a un equilibrio de amenazas costeras y mar adentro.
En conclusión, cabe destacar que Irán en el tema de disuasión estratégica naval no se centra solo en las dimensiones duras, sino que, además, creció en sus funciones psicológicas y de percepción, las cuales representan atributos importantes para transmitir mensajes a competidores estratégicos. Esto se vio, claramente, en las recientes operaciones navales contra la flota estadounidense.
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Barsam Mohammad es un analista en asuntos internacionales.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Strategic Council on Foreign Relations el 14 de noviembre de 2021.
