Por Yasar Yakis para Arab News
El esperado encuentro entre el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y su homólogo estadounidense Joe Biden tuvo lugar finalmente, al margen de la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas la semana pasada.
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El encuentro duró una hora y media, dividiéndose en un espacio a solas y otro con las delegaciones completas. El tiempo estimado fue determinado por Washington, por lo que podemos suponer que Biden lo ajustó en función de los mensajes que tenía para transmitirle a su par turco.
El contenido de la reunión ya había sido anunciado por la vicesecretaria de Estado Wendy Sherman, durante una visita a Turquía tres semanas antes de la cumbre, por ende, Biden seguramente le repitió a Erdogan el mensaje que su funcionaria le transmitió de antemano. Este escenario sugiere que, más que un auténtico intercambio de opiniones, el encuentro se desarrolló como un monólogo ensayado en ambas direcciones.
Biden dio la impresión de que no le importó mucho la difusión turca en los medios de comunicación. Al respecto, señaló “dejaré que los turcos lo cuenten”. Mientras que Erdogan explicó por qué Estados Unidos tenía que interrumpir su apoyo a los combatientes kurdos en el norte de siria, demostrando que Washington se mostró indiferente frente a su postura.
Otro tema crítico fue la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán. Este tema se planteó tanto en la cumbre de la OTAN como en las conversaciones bilaterales entre Erdogan y Biden. En la OTAN no se tomó ninguna decisión en concreto, aunque se mencionó a Turquía como parte potencial para asumir la responsabilidad de la seguridad del aeropuerto de Kabul.
En su intervención ante la prensa, Erdogan destacó que si se pudiera proporcionar apoyo diplomático, económico y logístico, Turquía consideraría asumir esta responsabilidad. A su vez, indicó que Ankara podría hacerlo junto con Pakistán y Hungría. Sin embargo, el primer Ministro húngaro, Viktor Orban, tiene fama de ser el líder menos democrático entre los países de la OTAN y no está claro si la elección de Erdogan de este posible socio es una mera coincidencia.
Turquía tiene una posibilidad relativamente buena de éxito en la protección del aeropuerto de Kabul porque los turcos pueden establecer mejores comunicaciones con los afganos que otros países de la OTAN. Sin embargo, existen riesgos porque el Talibán controla cerca de dos tercios del territorio afgano, por lo que Ankara puede verse arrastrada a un conflicto difícil de desprenderse.
Hace varias semanas, Washington había propuesto cambiar el lugar de sus reuniones con los Talibán de Qatar a Estambul. Estados Unidos probablemente esperaba que Estambul fuera un lugar más adecuado para tales reuniones y Erdogan posiblemente pensó que esta idea podría ayudarle a ganarse el beneplácito de Biden. Sin embargo, la recepción afgana no fue la adecuada y decidieron cancelar esta iniciativa por completo.
Un detalle anecdótico de la rueda de prensa de Erdogan fue su referencia a la decisión de Biden de usar la palabra “genocidio” para referirse al re asentamiento de armenios por parte del Estado otomano en 1915. Previó a su viaje a Bruselas, el mandatario señaló que expresaría disconformidad y decepción a su par estadounidense. Sin embargo, tras el encuentro bilateral, un periodista le preguntó por esta cuestión y respondió “Gracias a Dios, no se planteó”. Esta frase se le debió escapar de la boca, ya que dieron la impresión de que agradecía que la cuestión no se hubiera planteado en las conversaciones, pese a sus intenciones primarias.
Turquía cree que hay oportunidades de cooperación con EE.UU. en Siria, Libia, Ucrania y el Mar Negro, pero estas áreas son también lugares donde Rusia y EE.UU. tienen intereses conflictivos. Después de la cumbre de la OTAN, Erdogan voló de Bruselas a Azerbaiyán, anunció enfáticamente este viaje durante su conferencia de prensa, probablemente para volver a destacar la noción de que Turquía puede ser útil a EE.UU. para contrarrestar la preponderancia de Rusia en el Cáucaso.
El resultado más importante de la reunión entre Erdogan y Biden fue que no condujo al colapso de las relaciones. El impacto que tendrá esta actitud conciliadora hacia Estados Unidos en las relaciones entre Turquía y Rusia es otra cuestión crítica.
A pesar de la falta de acuerdo sobre los temas tratados, parece que el ambiente en la reunión no fue conflictivo. Los dos líderes intercambiaron opiniones sobre los temas de su agenda sin tratar de persuadirse mutuamente. Parecía más bien un ejercicio de balance entre los dos países; evitando la confrontación innecesaria y manteniendo el nivel general de cooperación y entendimiento mutuo.
Se puede decir que acordaron no estar de acuerdo en casi todos los temas de la agenda y los remitieron a sus ministros, que seguirán buscando áreas de cooperación y posibles soluciones. La partida parece estar en tablas, con pocas esperanzas de que Turquía salga ganadora en el largo plazo.
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Yasar Yakis posee una Licenciatura en Ciencias Políticas por la Universidad de Ankara. Se desempeñó como Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía y fue miembro fundador del partido gobernante AK.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Arab News el 21 de junio de 2021.