Por Cihan Tugal para Jadaliyya
Estas investigaciones del sector islámico en Turquía toman dos componentes clave del mismo: las pequeñas empresas y las ONG de caridad. Aunque ya se escribió mucho sobre estos temas, tanto Utku Balaban como Nihat Çelik realizan contribuciones novedosas.
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Pequeños Industriales
Los puntos fuertes del trabajo de Utku Balaban son la parsimonia y el énfasis en la relación de los islamistas con la economía mundial. El rol de los pequeños industriales en el éxito de los partidos islamistas es crucial. Fueron fundamentales en casi todos los vuelcos y giros importantes de la política islamista turca. Sin embargo, este rol puede exagerarse. En el análisis de Balaban, la especificidad de los intereses de los políticos, activistas y clases trabajadoras tiende a reducirse a los intereses de los pequeños industriales. Sin embargo, aunque estos últimos pueden explicar mucho, no pueden explicar todo. Balaban afirma que la fuerza excepcional de los pequeños industriales turcos (en comparación con los pequeños industriales en otros países de mayoría musulmana) es el factor principal que hizo que su coalición con los islamistas fuera más sólida que en otros lugares. Sin embargo, no nos dice quiénes son estos islamistas, qué quieren y por qué, y cómo se han metamorfoseado sus actividades en las últimas décadas.
Aplaudo el intento de Balaban de desplegar El Capital, Volumen 2 para una teorización de la política islamista en el contexto de la formación de clases. Necesitamos intervenciones teóricas así de audaces para romper la insularidad de los estudios del islamismo. Sin embargo, aunque esclarecedor en muchos aspectos (por ejemplo, la naturaleza pequeñoburguesa de las protestas de Gezi), este amplio marco se enfrenta a problemas, ya que reduce la actual política pequeñoburguesa turca al secularismo. Una gran parte de los activistas islamistas provienen (o se dirigen hacia) la nueva pequeña burguesía y ese movimiento no puede entenderse sin teorizarlo.
En otras palabras, el costo de la parsimonia de Balaban es el descuido del desorden histórico. El análisis de Balaban del excepcionalmente fuerte gobierno islamista de Turquía pone el foco sobre el papel de los factores materiales. Este énfasis en lo material (como un opuesto binario de lo teológico) no es nuevo y supone algunos problemas. ¿Realmente necesitamos una fuerte oposición entre los análisis materialistas y de las ideas sobre islamismo? Los primeros prevalecen más entre los académicos críticos, mientras que los segundos lo hacen en los medios de comunicación y la academia. Sin embargo, podemos combinar estos enfoques materiales y de las ideas.
Tomemos al régimen iraní como ejemplo. Es imposible entender este régimen sin una consideración seria de cómo la evolución de la jurisprudencia chiita en el siglo XX interactuó con el pensamiento tercermundista y cómo el lugar de Irán en la economía mundial capitalista moldeó esa interacción. Balaban menciona, de pasada, que no hubo gobiernos socialistas islamistas y usa esto como una prueba de su enfoque materialista. Pero los primeros diez años de la República Islámica se acercaron bastante a una versión tercermundista del socialismo. Podría decirse que esto dejó huellas en las instituciones del régimen, incluso cuando oscilaron entre el capitalismo de Estado, el corporativismo, el rentismo y el neoliberalismo en las décadas siguientes. Aunque las monografías, ensayos y artículos exclusivamente materialistas o conceptuales nos informan sobre los detalles de estos procesos, una comprensión integral requiere la apreciación de ambos tipos de dinámicas.
Con estas advertencias en mente, leí el trabajo de Balaban como una nueva perspectiva de un tema bastante bien estudiado (el papel de las pequeñas empresas en el éxito de los islamistas turcos). Algunas de las hipótesis que plantea (por ejemplo, con respecto a la importancia de los pequeños talleres de explotación laboral en las grandes ciudades) son novedosas. Sus aportes necesitan ser discutidos y evaluados por la comunidad académica y podrían transformar la forma en que estudiamos el islamismo.
ONG benéficas
En el trabajo de Nihat Çelik vemos una integración más sostenida de factores materiales e ideacionales, pero menos énfasis en las transformaciones globales de fines del siglo XX. Junto con las realidades políticas y económicas (nacionales) que Balaban también analiza (cómo la centralidad de una nueva clase empresarial conservadora), Çelik presta más atención a las motivaciones de los actores no empresariales. Pero falta en su marco el contexto histórico mundial que favorece la cooperación Estado-ONG-capital en la remodelación de las redes e instituciones de bienestar social. De hecho, esta negligencia podría producir la falsa percepción de ‘singularidad islámica’ contra la que Balaban advierte (incluso si esta no es la intención de Çelik). La centralidad de las ONG de asistencia o benéficas (tanto religiosas como no religiosas) se intensificó en todo el mundo debido a las versiones socialmente orientadas del neoliberalismo y esto ciertamente no es exclusivo del islam. Necesitamos un marco teórico más amplio para discutir este giro global.
Irónicamente, si bien necesitamos el tipo de enfoque metateórico que Balaban usa para descifrar los códigos de los negocios islámicos, ese esfuerzo llevo a mi propia investigación a las especificidades de la historia de los movimientos islámicos y la toma de posiciones (y no al ‘islam’ como una religión distinta e irreductiblemente única). Llegué a esta historia no simplemente debido a mis continuos intereses en la teología y la ideología, sino porque las mismas relaciones de las ONG de ayuda islámicas con otras ONG (islámicas, cristianas y seculares) me orientaron en esta dirección [1]. El artículo de Çelik es muy contundente al destacar las relaciones de las ONG con los intereses comerciales y con el régimen, pero no profundiza en las relaciones de las ONG entre sí. Para una comprensión completa de la ayuda islámica, necesitamos un análisis de campo sostenido de las organizaciones caritativas.
Tampoco puede entenderse la base masiva del régimen turco sin investigar las trayectorias de vida y subjetividades de los participantes en el sector islámico. El ensayo de Çelik los toma en cuenta, pero sobre todo a través de referencias a las motivaciones islámicas en general (que luego son moldeadas por factores políticos y económicos). El rol de las ideologías islamistas (y la forma en que evolucionaron en las últimas décadas) no es objeto de escrutinio.
Una parte muy importante, y en su mayoría descuidada, de ese rompecabezas es cómo los legados anticapitalistas del islamismo están enterrados, reprimidos, distorsionados o absorbidos en el tiempo histórico mundial, esencialmente reduciendo el islamismo al islamismo capitalista —que no es el destino de esta religión, sino el resultado de procesos políticos y organizativos. Para tener una imagen adecuada del sector islamista en Turquía, debemos tomarnos en serio las historias de los actores islámicos. En esto se incluye la historia de cada una de las principales ONG, así como las innumerables organizaciones más pequeñas en las que influyeron.
Las historias de arriba hacia abajo y/o materialistas no pueden capturar completamente la complejidad de IHH, por ejemplo (N.d.T.: una organización islámica originaria de Turquía). Esta organización suele ser percibida por los opositores al régimen como una herramienta obediente del gobierno. Sin embargo, sus cuadros, líderes y activistas tuvieron relaciones muy complejas con el régimen, así como con otras ONG. Es cierto que sirvieron voluntariamente al régimen en muchos casos, algunos de ellos bastante decisivos. Sin embargo, sus acciones y militancia, a su vez, moldearon al propio régimen. Concomitante con la construcción de consentimiento a través de su dependencia de tales organizaciones, el régimen turco tuvo que atender sus agendas, lo que ofrece una explicación parcial de su desviación del camino inicialmente más (neo)liberal y prooccidental del partido gobernante.
En resumen, tenemos ante nosotros un conjunto muy complejo de tareas que no pueden ser agotadas por una o dos monografías o estudiosos. Necesitamos más historias y etnografías de empresas islámicas, activistas, trabajadores y organizaciones benéficas. Éstos deberían explorar la creación de estos actores tanto en el plano de las ideas como en el material, y tanto en el plano global como en las bases. A pesar de la abundancia de trabajos académicos sobre el tema, solo estamos comenzando a comprender y explicar el islamismo, especialmente sus dimensiones económicas relativamente descuidadas. Dado que el tema es tan polifacético, los paneles y mesas redondas como la que está leyendo tienen un gran valor para resaltar sus diversos aspectos.
[Este artículo es parte de una mesa redonda sobre “El cambiante sector islamista en Turquía”. Lea las otras contribuciones a la mesa redonda aquí.]
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Cihan Tuğal es profesor de sociología en la Universidad de California, Berkeley. Completó su doctorado en Sociología en la Universidad de Michigan. Su investigación actual se centra en el populismo, la derecha radical y el neoliberalismo en Estados Unidos y Oriente Medio.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Jadaliyya el 7 de septiembre de 2021.
REFERENCIAS:
[1] Cihan Tuğal, Caring for the Poor: Islamic and Christian Benevolence in a Liberal World (London: Routledge, 2017). Pero, curiosamente, la mayoría de la academia analítica de campo (ya sea de la variedad bourdieusiana o nueva institucionalista) ignora las historias ideológicas y especialmente la forma en que estas están conectadas con el régimen y la toma de decisiones y producción de consensos.