Por Mark Chamoun para Iraqi Thoughts
Hace no mucho tiempo escribí un artículo para un curso dictado por el profesor de políticas públicas Sandford Borins de la Universidad de Toronto. El artículo se enfoca en la aplicación del trabajo de Borin sobre narrativas alrededor del sector público en una poco conocida miniserie de HBO sobre el ascenso y caída de Saddam Hussein. El proyecto resultó ser una interesante incursión en la intersección entre política y cultura y una ojeada en cómo cierto segmento de occidente veía a Saddam e Irak en esa época.
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La serie, llamada “House of Saddam” (Casa de Saddam) está compuesta por cuatro episodios que muestran la vida pública y privada del dictador iraquí, y dramatizan su brutal reinado sobre el país. Como otras descripciones posteriores a la Guerra del Golfo, se sostiene sobre algunas figuras muy trilladas que continúan influenciando la visión de Occidente sobre Irak, aún hoy.
Las figuras más perjudiciales involucran a los propios iraquíes. En la serie, la ciudadanía iraquí se representa despojada de cualquier tipo de agencia e intelecto, con un rol sumiso frente al tirano Saddam. Se muestra a los iraquíes como desahuciados, dependientes de Occidente y específicamente de Estados Unidos para librarse de la tiranía. La serie emplea una estética de la pobreza, la violencia y el sufrimiento para reforzar el compromiso emocional con la audiencia. Se enfatiza en la impotencia del pueblo iraquí y la necesidad de que una entidad ponga fin a su miseria. Los ciudadanos se vuelven herramientas para realzar la figura tiránica de Saddam Hussein y reforzar las narrativas imperialistas de liberación a través de la intervención promovidos por Occidente. Los iraquíes son vistos pero no escuchados. El punto principal es que la intervención estadounidense es necesaria y que la descripción de los iraquíes como totalmente desahuciados refuerza esta necesidad de una guerra que, como vimos todos, fue terriblemente destructiva y costosa.
Por supuesto, esta narrativa puede ser fácilmente cuestionada por cualquiera con un conocimiento menos superficial de Irak durante esa época, y sabría que la miniserie de HBO pinta una imagen simplista de la población. Lamentablemente, no todos durante ese período, quizás ni siquiera la mayoría de los estadounidenses, tenían un conocimiento adecuado del Irak de Saddam y de lo que la ciudadanía realmente sentía. Si House of Saddam fue el primer acercamiento al tema, las ideas que se formen sobre Irak y la guerra serían muy distorsionadas por la narrativa de la serie.
Tomando una frase de Said, que dijo que “el conocimiento británico de Egipto es Egipto para Balfour”, el conocimiento de House of Saddam sobre Irak es Saddam e Irak para la audiencia occidental. Sobre todo, no es la única producción en medios de comunicación masiva que difunde un retrato erróneo de Irak. Películas como The Devil’s Double (El doble del diablo), American Sniper (Francotirador), entre otras, hacen las mismas representaciones erradas que presuponen o justifican la guerra de Irak de 2003 y sus consecuencias.
Revirtiendo la figura del Irak indefenso
Recientemente, películas como “Mosul” y “Baghdad Central” parecen haber creado nuevas piezas de ficción más centradas en Irak para representar los episodios históricos más recientes. Estas producciones pretenden reflejar al país más sincera y matizadamente, en contraposición a las obras que aparecieron reflejando la era post guerra del Golfo. En vez de retratar a los iraquíes como indefensos, construyen narrativas y protagonistas y los pone en el centro para contar la historia de la guerra y sus consecuencias. Así, revierte la figura tan peligrosa de un Irak sin esperanzas que perpetúan las producciones como House of Saddam.
Aún queda mucho por hacer en lo que respecta a describir un Irak más genuino para la audiencia occidental, incluso para las comunidades en la diáspora. Para esto, son fundamentales las piezas de ficción interesantes y matizadas que ayuden a reinsertar a los iraquíes dentro de la realidad iraquí actual. La ficción frecuentemente tiene influencia en nuestro entendimiento de la realidad y puede impactar en nuestra percepción de futuros eventos. Se usó mucho la narrativa de un Irak indefenso para herir al propio país y a su población, justificando políticas opresivas y despreciando las voces de los iraquíes. Tenemos la oportunidad de revertir esta figura en la ficción que consumimos sobre este país. Sobre todo, tenemos la oportunidad de superar las figuras orientalistas que se usan para volver Medio Oriente más digerible para la audiencia occidental, yendo hacia una ilustración más honesta de las personas y los temas que estas obras proclaman representar.
Los iraquíes tienen un rol central en este proceso de revertir este tipo de representación. Deberían realizarse todos los esfuerzos posibles para poner en manos de los iraquíes, especialmente quienes pertenecen a los grupos más marginalizados del país. Para contar historias auténticas que trasciendan los retratos de guerra y ayuden a iraquíes y no iraquíes a familiarizarse con una mejor conceptualización de lo que significa ser iraquí después del 2003.
Hoy tienen la oportunidad de contar sus propias historias más que nunca. No solo en películas de gran presupuesto sino en YouTube y Twitter. Dejemos que los iraquíes cuenten sus historias, para poder pasar de describirlos como indefensos y empoderar a los iraquíes a que cuenten la historia de su país por sí mismos.
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Mark Chamoun tiene una Maestría en Ciencia Política de la Universidad de Toronto y se interesa por la actualidad iraquí, tanto política como cultural.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Iraqi Thoughts el 26 de agosto de 2021.