Por Hanna Hassan para Al Bawaba
Los jóvenes yemeníes se encuentran entre aquellos cuyas vidas han sido totalmente consumidas por la guerra civil de seis años. Esto no es una sorpresa, ya que los jóvenes yemeníes representan más del 60% de la población. Sin embargo, contra todo pronóstico, la juventud yemení está resurgiendo de las cenizas del conflicto y participando en el activismo para vislumbrar un futuro mejor para ellos y su país.
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El activismo y el empoderamiento de los jóvenes tienen una rica historia en Yemen. El activismo juvenil se convirtió en una parte bulliciosa de la sociedad civil durante la Primavera Árabe. En esa época, las “plazas del cambio” y los campamentos de protesta ofrecieron a los jóvenes yemeníes un lugar para reunirse y debatir sus esperanzas y demandas de derechos humanos. Se fundaron varias organizaciones dirigidas por jóvenes que realizaban actividades de promoción, información en los medios de comunicación y vigilancia.
Cuando el régimen de Salih llegó a su fin, el gobierno de transición dio pasos increíbles para involucrar a la población juvenil en el diálogo nacional. En 2014 se formó un gabinete tecnocrático que ‘se nutrió en gran medida de los líderes juveniles’, a muchos de los cuales se les dio un generoso acceso a los responsables de la toma de decisiones.
Los avances institucionales logrados durante este tiempo se han abandonado desde entonces. Sin embargo, el espíritu de los activistas juveniles yemeníes sigue vivo en las acciones de los líderes actuales.
La guerra de Yemen no ha perdonado a nadie, ni siquiera a sus niños. La situación en Yemen se agrava a medida que continúan los combates entre el gobierno yemení respaldado por Arabia Saudí, reconocido internacionalmente, y los grupos rebeldes. La guerra ha provocado la ruptura total de los servicios gubernamentales y la destrucción de infraestructuras esenciales, como hospitales, escuelas y carreteras.
Aunque todavía no se vislumbra el fin de la guerra, los jóvenes activistas yemeníes están consiguiendo apoyo para su prioridad número uno: la paz. Están combinando iniciativas humanitarias con componentes de desarrollo para crear un enfoque sostenible de la pacificación.
Esto incluye la promoción de pequeñas empresas como carros de comida y cocinas de reparto a domicilio, así como el uso de los medios de comunicación social para sensibilizar sobre cuestiones de salud pública y seguridad, diseñando gráficos para mostrar cómo evitar el agua contaminada o dónde pueden estar las minas terrestres.
Los jóvenes activistas están creando una cultura de confianza y comunidad, especialmente entre las poblaciones vulnerables, donde de otra forma las redes de apoyo se hubiesen derrumbado durante el conflicto.
En caso de que la financiación deje de respaldar la ayuda humanitaria, estos programas y empresas seguirán apoyando a los yemeníes. Mediante la creación de oportunidades y el apoyo familiar, los jóvenes yemeníes están manteniendo vivo el tejido social necesario para lograr la estabilidad a largo plazo.
Las iniciativas de empoderamiento de los jóvenes que organizan los activistas yemeníes también buscan la paz. El objetivo más inmediato de estas iniciativas es ofrecer una alternativa a la lucha en el conflicto.
Estas iniciativas defienden los objetivos centrales del empoderamiento juvenil: que los jóvenes desarrollen habilidades, toma de conciencia y oportunidades que repercutan positivamente en sus vidas hacia un futuro que han elegido.
Los activistas juveniles yemeníes luchan contra el desempleo y ofrecen oportunidades de sustento, protegen a los jóvenes del conflicto y de una mayor polarización, y también mantienen la seguridad. Estos activistas han demostrado una gran capacidad de adaptación e innovación al presentarle a los jóvenes un futuro alternativo en el que son capaces de tener autonomía sobre sus vidas.
Quienes ocupan posiciones de poder no deberían esperar que el conflicto termine para integrar a los jóvenes líderes yemeníes en el proceso de construcción de la paz. Los jóvenes activistas están realizando un trabajo integral todos los días. No involucrar a este grupo en el proceso político margina y silencia aún más las voces de los miembros de la comunidad que sufren el conflicto. Los jóvenes yemeníes son el futuro del país y deben tener un acceso consistente a la toma de decisiones.
Involucrar a los jóvenes en los esfuerzos de construcción de la paz “sirve para hacer frente a sus sentimientos de miedo, aislamiento, desesperanza, estigmatización y, a su vez, contribuye a la seguridad general de la comunidad”. Los jóvenes líderes no sólo podrán tener un sentido de autonomía sobre sus propias vidas, sino también sobre el proceso de paz.
Se convierten en actores activos de la historia de su nación en lugar de víctimas pasivas de la guerra. Cuando se conviertan en los líderes de Yemen, habrán desarrollado las habilidades necesarias para cuidar del pueblo de Yemen.
La guerra ha bloqueado todas las formas de participación política de los jóvenes yemeníes, un espacio fundamental para compartir sus ideas. Es esencial que los líderes y los actores internacionales no los silencien por completo.
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Hanna Hassan es una estudiante de la Universidad de Virginia y pasante en la Fundación High Atlas.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Al Bawaba el 9 de septiembre de 2021.