Por Farah Silvana Kanaan para The New Arab
Los comentarios degradantes contra la Dra. Sandrine Atallah en la televisión abrieron una conversación más amplia sobre las normas sociales dañinas y el sexismo intrínseco que existe en la sociedad libanesa, escribe Farah Silvana Kanaan.
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Es raro ver a la sociedad libanesa, a menudo dividida, ponerse de acuerdo sobre algo que domina las noticias, y mucho menos proteger ferozmente al tema en cuestión. Sin embargo, cuando la doctora y psico-sexóloga, Dra. Sandrine Atallah, fue objeto de burlas y escarnio por parte de los presentadores masculinos de un programa de televisión, las redes sociales ardieron en una avalancha de apoyo.
También desencadenó feroces discusiones sobre la misoginia rampante y desenfrenada que impregna todos los aspectos de la vida de las mujeres en el Líbano y abrió una conversación más amplia sobre las normas sociales perjudiciales y el sexismo intrínseco de la sociedad.
La misoginia lo impregna todo
Temas importantes como la educación sexual y la misoginia cotidiana tienden a caer bajo la nieve en un país donde todavía existen leyes vigentes que impactan negativamente los derechos de las mujeres.
Las mujeres libanesas tienen prohibido pasar la ciudadanía a sus hijos y las leyes sobre el estado personal, administradas por los tribunales religiosos, favorecen habitualmente a los hombres en asuntos que van desde el divorcio hasta la custodia de los hijos. Atallah dice que estas leyes sobre el estatus personal impactan severamente en la vida de las mujeres más allá de los asuntos directos en cuestión.
“Especialmente el año pasado, debido a los cierres por la pandemia, los casos de violencia doméstica aumentaron a un ritmo alarmante y la juventud LGBTIQ quedó atrapada en sus hogares y no pudieron buscar refugio en sus espacios seguros, lo que afectó gravemente su salud mental”, explicó Atallah.
A menudo se describe al Líbano como el país más liberado sexualmente en el Medio Oriente, pero Atallah dijo que los encuentros diarios en su práctica profesional “brindan un marcado contraste con esa insignia de honor tan repetida pero dudosa”.
“En realidad, son principalmente hombres los que me consultan, a menudo en nombre de su pareja. Un paciente me preguntó si podía averiguar si su pareja había tenido sexo anal antes, ya que le pareció sospechoso que fuera tan fácil penetrarla. Él esperaba que le doliera. Le dije: Estoy confundida. ¿Quieres que ella sienta dolor?”, comentó la psicóloga.
Lo que pareció desencadenar una burla tremendamente inapropiada entre los presentadores del programa de televisión, fue la insistencia de Atallah en usar los términos árabes oficiales para los genitales.
“Los genitales de las mujeres se utilizan como base para nuestros insultos más comunes, pero ‘huimos’ cuando se discuten en un contexto científico objetivo o incluso se nombran de manera neutral. Es como si sólo pudiéramos hablar de la sexualidad de las mujeres cuando se trata de forma degradante o en una broma, y nos aterroriza tener conversaciones honestas al respecto”, expresó Sara, una psicóloga de 22 años.
“Es gracioso ver a los hombres adultos temblar ante la mención de la palabra árabe para ‘vagina’, cuando las mujeres somos constantemente sometidas a comentarios sexuales por parte de hombres extraños en la calle y se espera que estemos de acuerdo con eso”, agregó.
“La mayoría de las mujeres que conozco, incluyéndome, fuimos abucheadas desde que eramos niñas. Además, escuche tantas historias de horror sobre profesores de diferentes escuelas que acosaron a estudiantes sin enfrentar ninguna consecuencia. Y se supone que estos son los hombres en quienes confiamos, quienes están ahí para protegernos”, dijo la entrevistada.
”Con el tiempo nos acostumbramos a que nos traten de esa manera, lo cual es horrible. Pero eso nunca provocó el tipo de reacción de horror que generó la palabra árabe para ‘vagina’”, comentó Sara y agregó: “Si los hombres estuvieran tan perturbados por la misoginia que experimentamos todos los días, como por las conversaciones honestas sobre la sexualidad de las mujeres, las calles serían mucho más seguras para nosotras”
Atallah también recibió mucho apoyo por negarse a aceptar las disculpas del difamado presentador del programa de televisión, Pierre Rabat, especialmente porque a las mujeres se les suele decir que sean mejores personas y eviten la confrontación.
“Me encantó cuando ella (Atallah) rechazó la disculpa de Pierre Rabbat a través de Twitter”, dijo a The New Arab Farah Berrou, experta en vinos y podcaster.
“Las mujeres a menudo reciben disculpas débiles como esa y luego se ven atrapadas entre elegir dejarlas para evitar la confrontación o escalar aún más para afirmar sus límites. Se debe alentar la elección de hacer lo último, pero en cambio, se nos dice que dejemos pasar las cosas, no ser tan sensibles u otras declaraciones manipuladoras. Me encantó que ella no lo dejara salir del apuro y se lo devolviera”, sentenció Sara.
Atallah contó una historia de cuando era estudiante y se atrevió a dar una opinión que no coincidía con la de su profesor: “Mi profesor me dijo: ¿Por qué no te vas a casa y haces unos pasteles? Fue tan humillante que lloré”, expresó.
Ahora que llega a ser la que enseña a los estudiantes, tiene la capacidad de cambiar estas actitudes en el aula, esperando un efecto de bola de nieve.
“Tomé un curso de sexualidad humana en la Universidad Libanesa Americana (LAU, por su sigla en inglés) con estudiantes de diferentes áreas. Cada persona comenzó este curso con mucha desinformación, prejuicios y creencias dañinas”, dijo a The New Arab Nisrine, de 25 años.
“Tres homófobos se volvieron muy amigables conmigo, otros dejaron de equiparar la sexualidad femenina con la prostitución, aprendieron que los condones son mucho más que solo el embarazo o el VIH, aprendieron el consentimiento. Todos en esa clase aprendieron y crecieron mucho”, agregó Nisrine.
El complejo de Madonna-puta
Si bien muchas de las teorías del psicólogo Sigmund Freud son ridiculizadas hoy en día, su teoría del Complejo Madonna-puta suena sorprendentemente cierta en la sociedad libanesa.
El Complejo Madonna-puta describe la tendencia de los hombres a categorizar a las mujeres como la santa ‘esposa material’, es decir Madonna, o como ‘putas’ demasiado fáciles y, por lo tanto, inútiles. Este complejo tiene un impacto masivo en las relaciones íntimas y el placer sexual. Muchos hombres no experimentarán el sexo con sus esposas porque sienten que les faltan el respeto.
“A menudo la relación sexual se practica en la posición del ‘misionero’ y es casi una tarea”, dijo Atallah. “Esto es dañino de muchas maneras; no solo afecta la relación, sino que esta falta de comunicación y de placer físico puede conducir a la depresión y a otros problemas de salud mental”, explicó.
Vivir en una sociedad patriarcal bajo sus normas culturales misóginas no solo es perjudicial para las mujeres, aunque indiscutiblemente son ellas las que se llevan la peor parte. Algunos hombres se desesperan cuando se enfrentan a cómo sus seres queridos, ya sean familiares, amigos o parejas, fueron condicionados por su entorno tóxico.
“También me afectan muchas cosas porque seamos sinceros, los hombres de Medio Oriente somos idiotas. Odio que las mujeres con las que salí se sientan inseguras acerca de estar en su período menstrual porque sus ex eran aprensivos con la sangre”, dijo Ali, de 26 años y agregó: “Pero eso palidece ante el hecho de ver cómo amigas mías, fuertes e inteligentes, interiorizan y justifican que sus novios les peguen. Me lo contaban y yo perdía la cabeza, pero no me dejaban intervenir”.
Cuanto antes se den cuenta los hombres de que la misoginia afecta profundamente sus vidas, mejor. Porque las mujeres no pueden ni deberían tener que cambiar el sistema por sí mismas.
“Los hombres a menudo vienen a mí con preguntas y dudas. No solo se espera que las mujeres se casen a una edad temprana y tengan hijos dentro de un año, se espera que un hombre tenga hijos y un buen trabajo y también sea un proveedor”, comentó Atallah y concluyó: “Si llega a los 40 años y no tiene ninguna de esas cosas, la gente también hablará de él como si algo estuviera mal con su persona. Así que, en última instancia, beneficia a todos si hay más franqueza sobre el sexo y las relaciones”.
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Farah Silvana Kanaan es una periodista independiente que vive en Beirut. Anteriormente trabajó como reportera en The Daily Star.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por The New Arab el 25 de marzo de 2021.