Por el Editor para Institute for Middle East Understanding (IMEU)
Cuando la autora y educadora Mona Hajjar Halaby comenzó a escribir In My Mother’s Footsteps: A Palestinian Refugee Returns Home (En los pasos de mi madre: una refugiada palestina regresa a casa), no solo quería educar a la gente sobre Palestina, sino también explorar su propia identidad y cómo llegó a sentirse tan fuertemente palestina. Lo que resultó en los años siguientes fue una experiencia que cambió su vida.
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Nacida y criada en Alejandría, Egipto, Mona desciende de madre palestina y padre sirio. Su madre, una refugiada de Jerusalén, perdió su hogar en 1948, una historia dolorosamente familiar para muchos palestinos expulsados durante la Nakba. La madre de Mona se fue a vivir con una tía, supuestamente temporalmente, pero luego no pudo regresar. Fue en Alejandría donde conoció al padre de Mona, un sirio de Alepo. Cuando Nasser nacionalizó Egipto, la familia de Mona perdió su hogar y pronto aterrizaron en Ginebra. Fue allí en Suiza donde Mona creció, asistiendo a la escuela secundaria y la universidad. Cuando estaba en sus veinte años, conoció a un palestino de Berkeley. Se enamoraron y pronto se casaron, y Mona se encontró viajando de Ginebra a California.
Al principio, Mona no se dedicó a la escritura ni a la academia. Ella inició su propia familia, criando a tres hijos en el Área de la Bahía. A medida que sus hijos crecieron, Mona se interesó mucho en cómo los niños desarrollan el conocimiento, lo que impulsó su regreso a la academia a largo plazo. “Fui educadora por 30 años, en el aula y formando maestros. Mi especialidad era crear comunidad y ayudar a los niños a resolver conflictos sin violencia. “Siempre sentí que era educadora. Educadora y escritora”, cuenta. Ahora jubilada, el tiempo que Mona pasó como maestra es fundamental para su identidad.
Fue a través de la educación que Mona perfeccionó sus habilidades de escritura. En los 80, fue coautora de un libro sobre crianza, No-Fault Parenting (Crianza sin culpa), y luego, en el 2000, escribió otro libro, esta vez sobre su práctica en el aula y la creación de comunidad, Belonging: Creating Community in the Classroom (Pertenencia: Crear comunidad en el aula). Pero escribir había sido durante mucho tiempo una parte importante de la vida de Mona. “Siempre me gustó escribir. Escribía todo el tiempo de niña, historias de fantasía, luego, cuando era adolescente, tenía un diario íntimo. Era importante para mí dejar por escrito mis pensamientos e ideas”, señala.
A lo largo de los años, la inspiración y los temas de escritura de Mona variaron pero en la actualidad, su inspiración proviene de su historia y su pasado, especialmente en lo que se refiere a Palestina. “Quiero contar la historia palestina antes de 1948, antes de la Nakba y las consecuencias de 1948”, explica. Así se plantó la idea semilla de un libro. Al decidir cómo enmarcar su escritura, Mona aterrizó en un tema que abarcaba todos los hechos de la experiencia palestina, pero también golpeaban muy cerca de casa: “Decidí que tenía que contar la historia de mi madre”, relata. Y así lo hace en su nuevo libro, In My Mother’s Footsteps: A Palestinian Refugee Returns Home.
En retrospectiva, la elección era obvia. Mona había crecido escuchando las historias de su madre, escuchándola hablar sobre Palestina y su vida antes de la expulsión forzosa. El viaje de Mona para escribir su libro fue largo y personal, pero en esencia se remonta a esas historias de su madre. “Mi madre era una narradora natural. Era muy verbal y le encantaba contar historias, pero nunca las escribió, así que comencé a escribirlas yo misma”, expone. Estas historias son la base de In My Mother’s Footsteps, que Mona desarrolla a través de su propia investigación. En busca de documentos históricos y archivos familiares para enriquecer su libro, Mona se tomó un año sabático de la enseñanza para viajar a Palestina y experimentar por sí misma los lugares que solo había conocido a través de los recuerdos de su madre. Fue entonces cuando pudo vivir y crear historias propias.
Cuando Mona partió hacia Palestina, fue con la intención de hacer una investigación de archivos familiares, pero pronto se encontró completamente inmersa en la vida, envuelta por la hospitalidad y amabilidad de los palestinos que su madre había descrito durante tanto tiempo. “No me sentía como el ‘otro’. Me sentía tan cómoda y justo como en casa”, cuenta. A Mona se le ofreció un puesto para capacitar al personal en comunicación no violenta en la Escuela de Amigos de Ramallah, que aceptó felizmente. Los fines de semana, realizaba excursiones a varios pueblos y ciudades palestinos, tratando de abarcar tanto de Palestina como fuera posible. Su madre y su familia la visitaron mientras vivía en Ramallah; juntos, viajaron a la antigua casa de su madre, ahora ocupada por israelíes. La experiencia de todo el año fue profunda, pero la ocupación de Israel pesó mucho en la vida. “Hubo días en los que estaba completamente deprimida y extremadamente afectada por lo que veía a mi alrededor, por la brutal ocupación de Israel, y había días en los que me pellizcaba porque no podía creer lo afortunada que era de vivir en mi patria durante un año y mezclarme con la gente y experimentar su amabilidad y generosidad”, añade.
Durante su tiempo en Palestina, el libro de Mona se hizo realidad. “Es un arco de tratar de averiguar quién soy, ir e investigar sobre mi familia, pasar tiempo en la Escuela de Amigos de Ramallah y luego regresar a Estados Unidos y el impacto de regresar. Cuando estás en Palestina, todo se centra en Palestina y su liberación. Disfrutas tu vida, no es sombría todo el tiempo, pero Palestina es tu pan de cada día —es parte de vivir intensamente con una causa, de la que estás protegida cuando estás lejos”.
Pero Mona quiere que su libro alivie un poco esa distancia, acercar a los lectores a las realidades vividas de los palestinos. “Espero que la gente comprenda mejor la situación política y especialmente la Nakba y cómo eso fue tan crítico para lo que está sucediendo ahora. Si no te ocupás de la Nakba, no podrás resolver nada. Debemos rendirle el respeto que se merece. También quiero que la gente entienda los efectos que la ocupación tiene en los niños pequeños. Están preocupados todo el tiempo. Tienen miedo constante. Espero que la gente entienda que eso es la vida cotidiana, pero también quiero que aprecien la belleza de Palestina, la comida, la gente. Este libro es una canción de amor a Palestina. Es mi amor personal por mi patria, el cual mi madre me alimentó, y con el que ahora estoy alimentando al resto del mundo”, concluye.
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N.d.T.: El artículo original fue publicado por Institute for Middle East Understanding (IMEU) el 30 de julio de 2021.