Por Sara Al Mulla para Arab News
La escala del sufrimiento humano experimentado durante la pandemia es dolorosa y calamitosa en todos los niveles. Como ocurre con la mayoría de las crisis, las mujeres se vieron sometidas a penurias exacerbadas debido a las desigualdades de género existentes en el lugar de trabajo.
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Según un informe publicado en enero por la Organización Internacional del Trabajo, el empleo femenino global sufrió una caída del 5% en 2020, el equivalente a 64 millones menos de empleos, frente al 3,9% de los hombres. Las mujeres también recibieron menos ayuda por desempleo en algunos países.
Ante este fenómeno, muchos expertos alertaron sobre las posibles consecuencias nefastas del éxodo de mujeres de la fuerza laboral y su impacto en revertir años de progreso logrado en esta área.
Los cierres de escuelas, las suspensiones de los servicios de guardería y las restricciones de movimiento en todo mundo afectaron a las mujeres. Obligaron a millones de trabajadoras a realizar por sí mismas un trabajo de cuidado esencial —como el de niños pequeños, la asistencia a sus hijos en edad escolar o el cuidado de un miembro de la familia con una enfermedad crónica o discapacidad—.
La carga del trabajo a tiempo completo y los ejemplos mencionados en el párrafo anterior, hacen que sea, especialmente, difícil para las mujeres conciliar ambas responsabilidades. El resultado de esto fue el abandono de sus posiciones laborales. Esta situación se agravó especialmente en los hogares que dependen de madres solteras.
La pandemia reveló cuánto nuestra economía subestimó y devaluó el tiempo, el esfuerzo y los sacrificios que las mujeres dan para cuidar a sus familias. De hecho, un promedio del 75% del trabajo de cuidados no remunerado total del mundo, incluido el de niños o ancianos, está a cargo de mujeres. En la región de Medio Oriente y Norte de África esta cifra asciende al 80% o 90%. Sin embargo, pocos esfuerzos se dirigieron a ayudarlas a conciliar el empleo remunerado y el trabajo en casa desde el inicio de la pandemia.
Cada día, las mujeres pierden ingresos, ahorros y pensiones potenciales, todo lo cual tendrá graves consecuencias para su seguridad financiera en el futuro. Para recuperar años de progreso logrado, los encargados de la formulación de políticas deben invertir urgentemente en un conjunto de medidas favorables a la familia o arriesgarse a sufrir pérdidas económicas importantes y afrontar problemas sociales en el futuro.
El Instituto McKinsey Global estima una pérdida del PBI mundial de mil millones de dólares para 2030 si no se toman medidas para contrarrestar los efectos regresivos de la pandemia en las mujeres trabajadoras. Por otro lado, implementar las medidas necesarias para promover la igualdad de género podría generar USD 13 mil millones adicionales en el mismo período de tiempo.
Las políticas favorables a las familias generan una situación en la que todos salen ganando, desde los padres que trabajan, los niños, ancianos y empleadores, hasta las comunidades y la economía en general. Por lo tanto, es vital que los formuladores de políticas introduzcan un conjunto de intervenciones que permitan a las familias prosperar económica y socialmente. Un creciente cuerpo de evidencia está revelando los beneficios de este tipo de medidas: seguridad financiera, reducción de las tasas de pobreza, impulso de la productividad, menos inversiones en los programas de asistencia pública, mejora en el bienestar, menor estrés y mantenimiento de la productividad, especialmente, gracias a la experiencia de las mujeres en el mercado laboral.
Las políticas laborales favorables a la familia adoptan muchas formas. Por ejemplo, los empleadores podrían empoderar a las mujeres para que opten por acuerdos laborales flexibles, trabajo a distancia o empleo a tiempo parcial como una forma de lograr el equilibrio con los demás aspectos de la vida. Curiosamente, la pandemia impulsó a muchas empresas como Facebook, Twitter, Microsoft, Skillshare y Uniliver, a cambiar al trabajo remoto con horizonte a largo plazo.
Además, las empleadas y empleados deben beneficiarse de diferentes tipos de licencias según sus necesidades, como maternidad o paternidad, cuidado de los hijos y médica familiar. Muchas empresas también ofrecen generosos beneficios de salud que incluye al grupo entero, como seguro médico y membresías con descuento en centros deportivos.
Junto a ello, la inversión en servicios de cuidado infantil y educación temprana, asequibles y de calidad para niños con madres trabajadoras arroja un rendimiento estimado del 7% para la sociedad. Varios estudios señalaron los beneficios para los niños de proporcionar servicios de cuidado infantil universales, como mejores resultados de aprendizaje, salud, menores tasas de abandono escolar y mayores ingresos como adultos.
El cuidado infantil universal también brinda a las mujeres trabajadoras la flexibilidad de equilibrar sus responsabilidades laborales y al mismo tiempo, ser madres activas y comprensivas.
Las políticas favorables a la familia también se extienden al diseño de un sistema de protección social que apoye a las mujeres trabajadoras en tiempos difíciles. Este apoyo puede adoptar la forma de prestaciones por desempleo, transferencias en efectivo para familias de bajos ingresos, subvenciones para vivienda y asignaciones por hijos.
Todo esto, garantiza que las mujeres trabajadoras no se queden en una situación precaria en la que su bienestar y el de las personas bajo su cuidado se vean comprometidos de alguna manera. Además, los gobiernos deben garantizar que se establezcan niveles de salario mínimo. Así, ellas tendrían lo suficiente para mantener a sus familias, incluida su capacidad de pagar los alimentos, educación y el cuidado de los niños.
La pandemia arrojó luz sobre la importancia de políticas laborales favorables a la familia que aborden las necesidades de la mujer trabajadora moderna de conciliar el trabajo remunerado con el de casa. Al invertir en este tipo de medidas, las mujeres pueden desempeñar un papel más importante en la sociedad, permitiéndoles contribuir a la economía y obtener una gran cantidad de beneficios para todos.
No es demasiado tarde para que las naciones cambien la narrativa que rodea a las mujeres trabajadoras y demuestren que la paridad de género es un poderoso impulsor del éxito económico y el bienestar social.
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Sara Al Mulla es funcionaria pública en Emiratos Árabes Unidos, enfocada en políticas de desarrollo humano e infancia.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Arab News el 8 de marzo de 2021.