Por Mohammed Soliman para Middle East Institute (MEI)
El 9 de febrero de 2021, Emiratos Árabes Unidos (EAU) hizo historia cuando su sonda Hope llegó a Marte y se comunicó con la Tierra. Esto lo convirtió en el sexto miembro del grupo de élite de países que llegaron al Planeta Rojo y la primera nación árabe en hacerlo. EAU enfatizó que la misión a Marte es un éxito para todos los árabes y esta importante hazaña científica posiciona a Abu Dabi no solo como un líder en Medio Oriente, sino también como un importante actor global en el espacio.
[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]
La carrera espacial como manifestación de la Guerra Fría
A mediados del siglo XX, la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética personificó la competencia de la era de la Guerra Fría. Las dos superpotencias competían en prácticamente todas las regiones del mundo, desde África hasta Medio Oriente y el Sudeste Asiático, en ámbitos que van desde las armas nucleares hasta el espionaje. Pero la Carrera Espacial se destacó como un escenario que combinó el orgullo nacional y la tecnología de punta. Cuando la Unión Soviética envió con éxito el satélite Sputnik al espacio exterior en 1957, el hecho fue aclamado como una victoria científica y una validación del sistema soviético que eclipsó las ventajas económicas o políticas que Estados Unidos podría haber tenido sobre la Unión Soviética. El momento del Sputnik requirió una respuesta estadounidense en el espacio, que llegó en forma de la misión Apolo 11 de 1969, la primera misión tripulada que aterrizó en la Luna.
Inmediatamente después de la caída de la Unión Soviética, los programas espaciales siguieron siendo casi dominio exclusivo de Moscú y Washington. Sin embargo, en las décadas de 2000 y 2010, más naciones se unieron al club de viajes espaciales, tanto por razones comerciales como geopolíticas. Tener un programa espacial es tanto una cuestión de orgullo nacional como un escenario con un valor estratégico real, donde naciones como EAU se esfuerzan por proyectar su poder, capacidades y, en última instancia, sus aspiraciones hegemónicas. Además, el espacio exterior también surgió como una nueva frontera para la guerra, donde muchas potencias espaciales como Estados Unidos, China y Rusia están probando activamente nuevas capacidades, desde misiles hipersónicos hasta armas antisatélite, y potencias espaciales emergentes como India, Reino Unido y Francia están tomando nota.
El club de Marte
El éxito de Hope Probe convierte a EAU en el segundo país en entrar en la órbita de Marte en su primer intento, después de India. Esto subraya el talento, las capacidades y la inversión que EAU dedicó al programa. Las misiones a Marte son emprendimientos técnicos increíblemente complejos. Representan la cima de las ambiciones espaciales actuales y llevarlas a cabo con éxito es una victoria de poder duro y blando, y una demostración explícita de destreza científica y tecnológica.
Los logros científicos de la misión Emirates Mars son tan importantes como la geopolítica. La sonda Hope tiene tres elementos importantes: el eXploration Imagen, que tomará fotografías de la atmósfera marciana en tres bandas visibles y tres bandas ultravioleta; el espectrómetro infrarrojo de Marte, que escaneará la atmósfera marciana para rastrear el vapor de agua y el movimiento del calor y medir la distribución de partículas de polvo y nubes de hielo, y el espectrómetro ultravioleta de Marte, que medirá los cambios en la atmósfera marciana y las emisiones ultravioleta de la atmósfera. Más de 200 ingenieros emiratíes, el 34% de ellos mujeres, diseñaron y construyeron la sonda Hope en el Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial de la Universidad de Colorado y en el Centro Espacial Mohammed bin Rashid en Dubai.
Guiando al mundo arabe al espacio
Desde el comienzo de la misión Emirates Mars Mission, EAU la presentó como una misión árabe al espacio en las redes sociales con el hashtag #ArabsToMars (árabes a Marte) y le dedicó una amplia cobertura mediática. Yousef Al Otaiba, el Embajador de EAU en Estados Unidos, llamó a Hope Probe “la versión del mundo árabe del Moonshot del Presidente John F. Kennedy”. El mensaje aquí es muy claro: Abu Dabi desea resaltar que EAU está llevando a los árabes al espacio, un esfuerzo que contrasta con las oscuras realidades que enfrentan actualmente muchas naciones árabes, desde guerras civiles hasta problemas económicos, ocupación y desplazamiento de la población. Al guiar al mundo árabe hacia el futuro y hacia las estrellas mediante el desarrollo de nuevas tecnologías, EAU se presenta como el nuevo abanderado de las civilizaciones árabe y musulmana.
Carrera espacial en Medio Oriente
El éxito de la misión a Marte y los esfuerzos de EAU para presentarse como el líder tecnológico de la región provocaron ondas de choque en todo Medio Oriente, y llevó a otras potencias a invertir en sus propios programas espaciales. El espacio se convirtió en otro ámbito de competencia en el que las potencias de Medio Oriente pueden proyectar su fuerza y capacidades, y un escenario en el que las naciones compiten por representar a la región en el escenario internacional.
Egipto consolidó sus esfuerzos espaciales dispersos bajo la Agencia Espacial de Egipto, que planea enviar al primer astronauta egipcio al espacio para 2026. En 2019, El Cairo lanzó su primer satélite de comunicaciones, Tiba-1, y cooperará con la compañía de vuelos espaciales SpaceX para enviar otro satélite de comunicaciones al espacio en 2022. Egipto está diversificando sus asociaciones espaciales a nivel internacional, y está trabajando con China y Alemania en la construcción de dos satélites. Tras demostrar su compromiso de mejorar su posición como actor espacial, El Cairo fue seleccionado para albergar la sede de la nueva agencia espacial de la Unión Africana en 2019.
Turquía es otro actor importante en la carrera espacial regional. En febrero, el presidente Recep Tayyip Erdogan, que busca un logro nacional que coincida con el centenario de la república turca, así como una oportunidad para consolidar su poder político a nivel nacional, anunció que Turquía planea aterrizar en la luna para 2023. Agregó que el país apunta a construir “un puerto espacial con cooperación internacional” y competir en el campo del desarrollo de satélites de próxima generación. La noticia más significativa sobre las ambiciones espaciales de Turquía hasta ahora es que Ankara planea construir un sitio de lanzamiento de cohetes en Somalia que costará más de mil millones de dólares. Turquía también asignará 150 millones de dólares a la investigación y el desarrollo espacial, así como a subvenciones para estudiosos de astrofísica.
Arabia Saudí también se está dando cuenta de la carrera espacial en la región. Bajo el plan Visión 2030 del reino para diversificar su economía lejos de la dependencia del petróleo, Riad estableció la Comisión Espacial Saudí (SSC) en 2018 para liderar los esfuerzos en la industria espacial y la investigación. Arabia Saudí fue la primera nación de Medio Oriente en enviar un astronauta al espacio y se comprometió a invertir 2.100 millones de dólares en su incipiente programa espacial. En 1985, en asociación con la NASA, el Príncipe Sultan bin Salman bin Abdulaziz Al Saud se convirtió en el primer astronauta saudí, árabe y musulmán, al unirse a la misión Discovery, donde realizó experimentos y ayudó a lanzar el satélite ARABSAT 1-B. El Príncipe Sultan bin Salman es el actual presidente de la SSC y planea cooperar con potencias espaciales como Estados Unidos, Rusia, China, India y EAU. Por ejemplo, este mes, Riad firmó un acuerdo con Beijing para llevar a cabo una misión científica saudí a bordo de la Estación Espacial China en 2022.
Irán es otra potencia regional con aspiraciones espaciales. A pesar del impacto de las sanciones y las constantes tensiones con las potencias occidentales y regionales, Teherán mantuvo un sólido programa espacial desde la década de 2000. En 2020, Teherán colocó con éxito un satélite militar llamado Noor en órbita, hecho que marcó un cambio en su estrategia espacial para realizar lanzamientos de satélites a través del Ejército en lugar de la agencia espacial civil, luego de fallas en lanzamientos anteriores. Irán tiene su propia agencia espacial desde 2004 y logró poner en órbita un satélite de fabricación rusa en 2005. Bajo presión internacional, Rusia redujo su cooperación espacial con Irán en los años posteriores y, como resultado, Teherán miró a China como socio espacial para lanzar un satélite nacional de teledetección y un satélite nacional de comunicaciones. Si Pekín se niega a construir estos satélites para Irán por temor a las sanciones de Estados Unidos, Teherán espera utilizar la experiencia y las tecnologías espaciales chinas para ayudarlo a hacerlo a nivel nacional.
Per aspera ad astra
El espacio está emergiendo como un nuevo campo de competencia entre las potencias de Medio Oriente y la misión Emirates Mars Mission dio un gran impulso a esa rivalidad. Un éxito científico y geoestratégico para EAU, la misión permitió al país presentarse como líder entre las naciones árabes en un nuevo dominio. Su simbolismo también tuvo un efecto regional más amplio, lo que llevó a Egipto, Turquía, Arabia Saudí e Irán a intentar seguir su ejemplo y unirse a EAU para ejercer su poder en el espacio como un reflejo de su posicionamiento estratégico en la región.
[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]
Mohammed Soliman es Magíster en Servicio Exterior por la Universidad de Georgetown, e investigador no residente del Programa Cibernético de MEI.
N.d.T: El artículo original fue publicado por MEI el 25 de marzo de 2021.