Por Abeer Ayyoub para The New Arab
“La reforma empieza desde abajo, no al revés”, dice Mustafa, de 50 años, analista político palestino de la Franja de Gaza, refiriéndose a las elecciones legislativas y presidenciales palestinas previstas para el verano. “En Gaza, los quince años transcurridos desde la última participación de los palestinos en el proceso democrático provocaron la división, la desesperación y el deterioro de las condiciones económicas”, afirma Mustafa, todo lo cual disminuye la probabilidad de unas elecciones exitosas.
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“No diría que no estoy contento de que finalmente vayamos a votar, pero me preocupa que la actual situación de división entre Al Fatah y Hamás, entre otros muchos desafíos, sea un verdadero obstáculo frente al proceso”, dijo el analista político a The New Arab.
Mahmoud Abbas, el octogenario Presidente de la Autoridad Palestina (AP), elegido en 2005, emitió a principios de enero un decreto mediante el cual se convocaban elecciones legislativas y presidenciales para mayo y julio, respectivamente.
El anuncio se produjo en medio de cambios fundamentales en las condiciones políticas del mundo árabe y a nivel internacional, como la elección de Joe Biden como Presidente de Estados Unidos y los recientes acuerdos firmados por Emiratos Árabes Unidos (EAU), Baréin, Marruecos y Sudán para normalizar las relaciones con Israel.
En febrero, un mes después del anuncio de Abbas, 14 facciones políticas palestinas se reunieron en El Cairo para celebrar una reunión de Diálogo Nacional Palestino con el fin de llegar a un acuerdo sobre sus antiguas diferencias.
Sin embargo, pocos días después surgió un conflicto luego de que el Tribunal Supremo de Palestina en Ramala rechazara una decisión del Consejo Judicial Supremo de Gaza por la que las mujeres solteras necesitarían permiso de custodios masculinos para viajar fuera del enclave costero. Tras el clamor público e internacional, las autoridades de Hamás dijeron que revisarían el controvertido edicto.
Las elecciones de 2006 no lograron colmar las esperanzas de cambio que muchos palestinos, especialmente en Gaza, sentían entonces. Poco después de la sorprendente victoria de Hamás en los comicios legislativos, el partido fue sometido a sanciones económicas y diplomáticas por parte de Israel y la comunidad internacional.
Poco después surgieron batallas callejeras entre las fuerzas de seguridad de Al Fatah y Hamás, en una violenta lucha por el poder en la que murieron unos 600 palestinos en los meses siguientes, mientras las fuerzas de Al Fatah eran expulsadas de Gaza.
Como parte de una serie de sanciones punitivas, Israel impuso un bloqueo a Gaza tras declarar el territorio como “entidad hostil”. Dichas sanciones incluyen el cierre de fronteras, cortes de electricidad y la restricción de las importaciones. Casi dos millones de palestinos viven en el territorio asediado, al que los grupos de defensa de los derechos humanos denominan “la prisión a cielo abierto más grande del mundo”.
Yasmeen Salim, de 27 años, no se registró para votar en las próximas elecciones. Dice que prefiere abandonar Gaza para buscar una vida mejor en otro país, junto con su marido. “Busco un futuro mejor para nosotros y para nuestros futuros hijos, criar a los niños en un lugar que carece de las necesidades básicas es un crimen, desde mi punto de vista”, dijo a The New Arab.
Pero aún queda mucho antes de celebrar las elecciones, y ya están surgiendo posibles divisiones dentro de Al Fatah. El movimiento, que domina la AP, aún no ha acordado una lista de candidatos para las elecciones presidenciales o legislativas. Sin embargo, Abbas fue señalado como el único candidato presidencial del partido, mientras que el popular líder encarcelado de Fatah, Marwan Barghouti, también manifestó su intención de presentarse a las elecciones presidenciales.
A pesar de estas barreras, más del 90% de las 385.000 personas con derecho a voto en Gaza ya se inscribieron para participar en las elecciones. Entre ellos se encuentra Ra’fat Junina, de 30 años, que era menor de edad en 2006 y no podía votar, pero que ahora está entusiasmado por participar en las elecciones. ”Me gradué en la universidad con una licenciatura en periodismo hace ocho años, pero trabajo como taxista debido a la falta de empleos aquí”, explicó.
Ra’fat, padre de dos hijos, dice que espera que los próximos gobernantes mejoren las condiciones económicas para poder conseguir un trabajo mejor. “Quiero vivir en Gaza con mi familia el resto de mi vida, por eso quiero tener un futuro mejor aquí, en lugar de buscarlo fuera”, dijo Junina.
Gaza tiene una de las tasas de desempleo más altas del mundo, estimada en torno al 49%, y más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. El acceso al agua potable es limitado, con cortes diarios de electricidad de hasta 12 horas al día.
En los últimos años, muchos jóvenes palestinos, incluidos los partidarios de Hamás, abandonaron Gaza para iniciar una nueva vida en Europa, Turquía u otros países. Según la nueva ley electoral, los que se fueron no podrán votar desde el extranjero y tendrán que regresar para poder participar en las elecciones.
Para Wassim Zomlot, de 35 años, un palestino de Gaza que vive en Bélgica, no hay mucha diferencia.
“Me fui de Gaza en 2011, y ni mi mujer ni yo pensamos volver nunca. Nuestras dos hijas nacieron aquí, y estoy seguro de que ahora tienen una vida mejor que la que habrían tenido en Gaza”, declaró.
Wassim afirma que el entorno político de Gaza “es complejo y desesperanzador y necesita reformas más profundas que van mucho más allá de las elecciones” y agregó: “El máximo cambio que estas elecciones pueden aportar a Gaza es levantar o, al menos, aliviar el asedio a la gente que vive allí, nada más allá que eso”.
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Abeer Ayyoub es periodista independiente con base en Amman, Jordania.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por The New Arab el 22 de febrero de 2021.