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El Interprete Digital

El mensaje de odio de Kahane es más popular que nunca

Por David Sheen para MERIP

El líder del partido Poder Judío, Itamar Ben-Gvir, hablando en el 30º memorial anual de Meir Kahane en el aniversario de su asesinato, noviembre de 2020. [Captura de pantalla de la transmisión en vivo del evento realizada por el autor del artículo.]
El líder del partido Poder Judío, Itamar Ben-Gvir, hablando en el 30º memorial anual de Meir Kahane en el aniversario de su asesinato, noviembre de 2020. [Captura de pantalla de la transmisión en vivo del evento realizada por el autor del artículo.]

Hace treinta años, el 5 de noviembre de 1990, el rabino Meir Kahane fue asesinado en la ciudad de Nueva York, un acontecimiento fundamental en los anales de la historia estadounidense e israelí. Años después de su muerte, el asesinato de Kahane se considera el primer atentado terrorista del grupo que más tarde se convertiría en Al Qaeda.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Si sus asesinos querían atacar a un símbolo de las fuerzas enfrentadas al Islam y a los musulmanes, no hubieran podido elegir un objetivo más adecuado que el rabino estadounidense-israelí. Kahane había pasado los 22 años anteriores pidiendo la disolución del Parlamento de Israel y su sustitución por un gobierno rabínico sobre una teocracia judía, basada en las interpretaciones más estrictas de la Torá y el Talmud. Incitó abiertamente a la limpieza étnica de los palestinos -y de todos los demás no judíos que se negaran a aceptar el apartheid puro y duro- de Israel y de los territorios que ocupaba. Superó a todos los demás eliminacionistas israelíes con su insistencia en que matar a los que identificaba como enemigos de Israel no solo era una necesidad estratégica, sino un acto de culto. [1] Su ideología sigue resonando: En las elecciones al Parlamento de Israel de septiembre de 2019, el Partido del Poder Judío (Otzma Yehudit), explícitamente kahanista, obtuvo 83.609 votos, lo que lo situó en el décimo lugar de un concurrido grupo de más de 30 partidos.

Meses después de que Israel conquistara franjas de tierra de Egipto, Jordania y Siria en la Guerra de los Seis Días de 1967, triplicando con creces el territorio bajo su control, Kahane, nacido en Brooklyn, fundó la Liga de Defensa Judía (JDL, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Nueva York, con la esperanza de convertir a los judíos estadounidenses en versiones locales del matón de barrio en que se había convertido Israel. En contraste con la historia de origen aséptica que los kahanistas afirman hoy, la JDL y sus grupos de fachada no sólo organizaron protestas y boicots para presionar a la Unión Soviética para que permitiera la emigración de los judíos —un derecho básico que se negaba a todos los ciudadanos soviéticos—, sino que también fueron sospechosos de disparar a las casas, incendiar coches, bombardear barcos y quemar librerías.

Las víctimas de los atentados terroristas vinculados a la JDL en Estados Unidos solían ser transeúntes inocentes: el baterista de una banda de rock que perdió una pierna cuando una bomba hizo estallar la casa de Long Island de un presunto criminal de guerra nazi; el policía de Boston que resultó gravemente herido cuando intentaba deshacerse de otra bomba destinada al Comité Antidiscriminación Árabe-Americano; la anciana que murió por inhalación de humo en su piso de Brooklyn, situado encima de un restaurante libanés incendiado después de que sus propietarios fueran acusados de simpatizar con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP); la joven secretaria judía que murió asfixiada cuando otro incendio arrasó la oficina de Manhattan de una agencia de talentos que promocionaba actuaciones de compañías de ballet soviéticas.

Aunque los peores actos de violencia del movimiento de Kahane tuvieron lugar en Palestina, sus miembros atacaron también a palestinos de alto perfil en Estados Unidos.

Los kahanistas son los principales sospechosos del FBI por el asesinato, en 1985, del popular activista palestino-estadounidense Alex Odeh, que murió en un atentado en las afueras de Los Ángeles porque pedía la solución de los dos Estados —aquello que se convirtió en la política oficial del gobierno estadounidense, menos de una década después—. [2]. El asesinato de Odeh tuvo implicancias de gran alcance, ya que ahuyentó a una generación de activistas árabes-estadounidenses de la defensa de los palestinos.

Cuando los avances en las investigaciones del FBI sobre Kahane amenazaron con enviarlo a prisión, se trasladó a Israel, formó un partido político llamado Kach y en 1984 obtuvo suficientes votos para entrar en la Knesset, el Parlamento israelí. Presentó proyectos de ley en los que pedía impuestos adicionales para los no judíos, para despojarlos de su ciudadanía y de cualquier posición de poder y para que el matrimonio y, también las relaciones sexuales entre judíos y no judíos, fueran castigadas por ley. En aquella época, incluso muchos sectores de la derecha israelí se sintieron avergonzados por el descarado racismo de Kahane, y al final de su primer mandato, en 1988, se le prohibió volver a presentarse.

Seis años después, en 1994, el gobierno israelí, dirigido entonces por el Partido Laborista, declaró al partido Kach como organización terrorista. Pero para entonces, el movimiento de Kahane llevaba ya más de un cuarto de siglo de actividad, dejando una huella de destrucción. Hasta la fecha ha realizado más de 20 asesinatos y se cobró la vida de más de 60 personas, la mayoría de ellas palestinas. [3] Las denuncias creíbles sitúan el número de muertos en más del doble, pero aún la cifra confirmada más baja arroja un recuento de cadáveres mayor que el de cualquier otra facción judía de la era moderna.

El proyecto político de Kahane

Sin embargo, el impacto del grupo no sólo se mide por los asesinatos que inspiraron sus ideólogos. Durante décadas, los kahanistas -como se llama a los seguidores de Kahane en Israel- intentaron repetidamente aprovechar su violencia para desencadenar una guerra más amplia y sumir a Israel en un conflicto armado perpetuo con sus vecinos. Y una vez que el poderío militar de Israel sea realmente inexpugnable, dicen los kahanistas, los ejércitos judíos deben marchar por todo Oriente Medio y más allá, destruyendo iglesias y mezquitas y obligando a sus fieles cristianos y musulmanes a abandonar sus creencias o morir a golpe de espada.

Hace cuarenta años, el JDL y sus diversos grupos derivados atacaron objetivos egipcios en Estados Unidos, durante las conversaciones de paz entre Jerusalén y El Cairo, con la esperanza de impedir la retirada de Israel de la península del Sinaí. Aunque los kahanistas no consiguieron frenar ese primer acuerdo de paz entre israelíes y árabes, el líder de la JDL y confidente de Kahane, Dov Hikind, pudo convertir su activismo antiárabe en una carrera política representando a un barrio mayoritariamente ultraortodoxo de Brooklyn en la Asamblea del Estado de Nueva York durante 36 años.

Hoy en día, los kahanistas pueden reclamar de forma convincente el mérito de haber paralizado el frágil proceso de paz cuando aún estaba en sus inicios. Aprendieron las lecciones de esa batalla por el Sinaí y las pusieron en práctica una década después, cuando se redactó el segundo tratado de paz de Israel – esta vez con la OLP – en 1993. Apenas unos meses después de la firma de los Acuerdos de Oslo en Washington, DC, en el jardín de la Casa Blanca, un antiguo candidato a la Knesset del partido Kach de Kahane, Baruch Goldstein, cometió el mayor asesinato en masa realizado por una sola persona en la historia de Israel. Mató a tiros a 29 palestinos e hirió a más de 100 en una mezquita de Hebrón. Durante las protestas que provocaron esta acción, las Fuerzas de Defensa israelíes mataron a unas dos docenas más de palestinos. Exactamente 40 días después, al final del período de luto tradicional musulmán, Hamás comenzó su campaña de represalias con atentados suicidas. Durante los tres años siguientes, esta campaña se cobraría más de 100 vidas israelíes y endurecería muchos corazones judíos contra la perspectiva de la paz con los palestinos. Hoy en día, los kahanistas pueden reclamar de forma convincente el haberse encargado de paralizar el frágil proceso de paz cuando aún estaba en sus inicios.

Hebrón, la ciudad palestina más poblada de Cisjordania, ofrece un caso de estudio para trazar la influencia del movimiento de Kahane en la política israelí, que ha crecido sostenidamente con el tiempo. En Hebrón, en 1983, durante la fiesta judía de Purim, el kahanista Israel Fuchs, acribilló con balas un coche palestino que pasaba por allí. En respuesta, el Ministro de Defensa de Israel ordenó que el asentamiento kahanista de Fuchs fuera arrasado. Una década más tarde, en 1994, cuando Goldstein llevó a cabo su masacre, también en Purim, el Ministro de Defensa de Israel puso a los residentes palestinos de Hebrón bajo toque de queda y ordenó que el distrito comercial palestino local se cerrara. El mercado no ha abierto desde entonces. El año pasado, el Ministro de Defensa israelí anunció que el mercado sería reformado y repoblado por residentes judíos. El mismo día, el Estado renovó el cercano Parque Kahane, donde está enterrado Goldstein, y donde los kahanistas se reúnen cada año para celebrar Purim y la carnicería que él provocó.

Rehabilitación post mortem del Movimiento Kahane

Muchos de los acólitos estadounidenses de Kahane lo siguieron a Israel, incluido el principal recaudador de fondos de la JDL y el rector de la Universidad de Yeshiva, Emanuel Rackman, que asumió el cargo de rector, y luego el de Canciller, de la Universidad de Bar Ilan de Israel. Bajo la tutela de Rackman, la Facultad de Derecho de Bar Ilan se convirtió en una incubadora de la extrema derecha israelí. El más infame de estos estudiantes fue Yigal Amir. Inspirado por la masacre de Goldstein, Amir asesinó al Primer Ministro Yitzhak Rabin en 1995, asestando un golpe mortal al campo sionista liberal de Israel. Amir llevó a cabo el asesinato en el quinto aniversario del homicidio de Kahane.

Además de los fanáticos armados, Bar Ilan produjo una generación de abogados kahanistas para defender a terroristas israelíes como Yigal Amir, entre ellos sus compañeros de escuela, Baruch Ben Yosef y Aviel Leitner. Tras pasar seis meses en la cárcel, en 1980, por conspirar con Kahane para volar el santuario de la Cúpula de la Roca de Jerusalén, Ben Yosef aterrorizó a los palestinos en la zona de Hebrón. Luego, según el FBI, en 1985, él y Keith Fuchs cometieron una serie de atentados mortales en Estados Unidos, incluyendo uno que acabó con la vida de Alex Odeh.

Aviel Leitner, contemporáneo de Ben Yosef, era miembro de la célula terrorista kahanista llamada TNT, que golpeaba a los palestinos e incendiaba sus coches y casas, así como las oficinas del periódico Al-Fajr de Jerusalén. [4] En 1984, TNT tendió una emboscada a un autobús cargado de trabajadores palestinos que regresaban a su pueblo al norte de Ramallah, disparando con su ametralladora M-16 e hiriendo a seis personas mientras Leitner esperaba cerca con el coche de huida. [5]

Los dos seguidores de Kahane, Leitner y Ben Yosef, nacidos en Estados Unidos, pasaron de los ataques armados contra los palestinos a defender en los tribunales a sus compañeros extremistas religiosos.

Ambos se alistaron en la Facultad de Derecho de Bar Ilan tras cumplir breves condenas de prisión. Junto con su esposa Nitzana Darshan, a quien conoció allí, Leitner fundó el muy rentable grupo de abogacía con sede en Israel, Shurat HaDin o Centro Jurídico de Israel (ILC, por sus siglas en inglés). Después de que Ben Yosef se licenciara en Derecho en el Bar Ilan, sus aliados estadounidenses fundaron el Centro de Asociación por Justicia Civil (ACCJ, por sus siglas en inglés), un grupo de abogados con sede en Estados Unidos que generó millones de dólares y que durante años canalizó importantes sumas a Fuchs, Ben Yosef y otros kahanistas.

En la década de 2000, ACCJ e ILC fueron pioneros en una nueva táctica para extraer sanciones económicas de gobiernos cuyos ciudadanos están implicados en ataques armados contra Israel. El grupo de los Leitner, ILC, obtuvo cientos de millones de dólares del gobierno de Corea del Norte, mientras que el grupo de Ben Yosef y Fuchs, ACCJ, se benefició de un pago de 1.800 millones de dólares del gobierno de Libia. Mientras el ILC y ACCJ exprimían el dinero de los partidarios del terrorismo antiisraelí con una mano, con la otra canalizaban el dinero a los ex terroristas americano-israelíes.

ACCJ está actualmente inmersa en procedimientos de quiebra en Estados Unidos, mientras que el ILC sigue llevando a cabo espurias campañas anti palestinas en el ámbito jurídico. En Australia, el ILC exigió que el gobierno y una organización benéfica local dejaran de financiar a una ONG palestina, alegando sin fundamento que tenía vínculos con el terrorismo, y demandó al director de un departamento universitario por negarse a recomendar a un solicitante de una universidad israelí. En Estados Unidos, el grupo acusó al ex Presidente Jimmy Carter por 5 millones de dólares, alegando que su libro Palestina, paz, no apartheid no se ajusta a los hechos y, por tanto, viola las leyes de protección del consumidor.

Aunque el ILC no consiguió victorias legales en ninguno de estos casos judiciales, sus campañas de intimidación tienen un efecto secundario sobre sus objetivos, difamándolos como peligros para el pueblo judío. En algunos casos, sus operaciones logran sus objetivos primarios a pesar del fracaso en la sala de los tribunales: Las acusaciones del ILC en 2011 de que los barcos de ayuda que zarpaban hacia la Franja de Gaza bloqueada no eran aptos para navegar mantuvieron al menos un barco en dique seco, mientras que las amenazas de demandas a los proveedores de servicios de la flotilla, asustaron a las compañías de seguros marítimos para que retiren su cobertura de los propios barcos.

A pesar de estar prohibidos, los kahanistas se infiltran en la política israelí

Tras el asesinato del Primer Ministro israelí, Isaac Rabin, en 1995, su gobierno liderado por los laboristas fue sustituido por el partido de derecha secular Likud, dirigido por Benjamín Netanyahu, que rápidamente nombró a los ex kahanistas, Tzahi HaNegbi y Avigdor Liberman, para ocupar puestos en el gabinete. Pero eso no satisfizo el apetito de los kahanistas, que decidieron llevar al Likud aún más a la derecha. Fundada por Shmuel Sackett, antiguo partidario de Kahane, la facción de Liderazgo Judío del Likud consiguió catapultar a su candidato Moshe Feiglin al puesto de portavoz de la Knesset, donde pidió al gobierno que “concentrara” a la población civil de Gaza en “campos de tiendas de campaña” hasta que pudiera ser relocalizada por la fuerza.

Un cuarto de siglo después de que el Liderazgo Judío se uniera en masa al Likud, la transformación de este último de secular-nacionalista a yahvista-mesiánico parece aterradoramente cerca de completarse. Actualmente, la pertenencia previa al campo kahanista ya no conlleva ningún estigma dentro del Likud. May Golan, que se inició en la política israelí como activista del bando kahanista, se incorporó a la lista del Likud de Netanyahu el año pasado, y representa al partido en la actual Knesset.

Mientras tanto, el núcleo original de Kach fue rebautizado para eludir la ley israelí, llamándose ahora Poder Judío, y es cortejado constantemente por el resto de la derecha israelí. El principal negociador de Netanyahu, Natan Eshel, llegó a ofrecer al líder de la facción 1 millón de dólares para que se retirara y transfiriera el poder de voto de su facción al Likud, aunque el pacto no prosperó. Sin embargo, esa fusión habría tenido mucho sentido, según el análisis de Eshel sobre la base de seguidores del Likud: “Lo odian todo, y hemos conseguido avivar ese odio. El odio es lo que une a nuestro campo”. [6]

La distancia entre el campo kahanista y los partidos de extrema derecha declaradamente religiosos de Israel resultó ser una distancia mucho más corta de salvar. En 2019 y 2020, el partido insignia del campo nacional-religioso de Israel, Hogar Judío, acordó presentarse con el Poder Judío en una candidatura conjunta para la Knesset —aunque el pacto se desharía antes de que los israelíes votaran en estas últimas elecciones—.

El partido ultraortodoxo asquenazí, Judaísmo Unido de la Torá (UTJ, por sus siglas en inglés), tardó un poco más en abrazar abiertamente el kahanismo. En la víspera de las últimas elecciones, el UTJ proclamó en un video publicitario que “el daño a Itamar es un daño a ti” y que en la lucha por sus objetivos políticos comunes, “Itamar lo hace mejor”.

Los kahanistas tuvieron un éxito aún mayor en los pasillos del poder a nivel local, donde sus representantes en el ayuntamiento de Jerusalén son incluidos en la coalición de gobierno desde 2013. En 2014, el concejal kahanista Aryeh King —ahora alcalde— utilizó referencias religiosas ampliamente comprendidas para incitar a una asamblea de judíos religiosos a matar palestinos. Más tarde, esa misma noche, un grupo de judíos religiosos hizo exactamente eso, secuestrando y golpeando al adolescente palestino Mohammad Abu Khdeir, introdujendo gasolina en su garganta y quemándolo hasta la muerte desde el interior.

El compañero de fórmula kahanista de King para el ayuntamiento de Jerusalén, Yonatan Yosef, no es sólo un hombre de palabras, sino también de acciones. Yosef fue detenido en el año 2000 en el seminario religioso del movimiento Kahane en Jerusalén, la Yeshiva de la Idea Judía, donde vivía entonces y, según el Shin Bet de Israel, donde convenció a algunas de las tropas ultraortodoxas del ejército israelí para que le proporcionaran armas y municiones para utilizarlas en ataques terroristas contra el pueblo palestino. [7]

Yosef se libró sólo con un tirón de orejas, gracias a la intervención de Rehavam Ze’evi, que tras la salida de Kahane de la Knesset en 1988, se convirtió en el principal partidario del cuerpo legislativo a favor de limpiar étnicamente el país de palestinos. En el año 2000, cuando era ministro del gobierno y ocupaba un puesto en la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa, Ze’evi avisó a Yosef con antelación sobre el plan del Shin Bet para arrestarlo y le dio tiempo suficiente como para que se llevara la mayoría de las armas que había acumulado antes de que llegaran las autoridades. Yosef es también un descendiente de la principal dinastía rabínica del país: los líderes del partido ultraortodoxo Mizrahi Shas. Yosef es nieto del antiguo rabino jefe Ovadia Yosef y sobrino del actual rabino jefe Yitzhak Yosef, quienes dictaminaron que, según la ley judía, los no judíos tienen prohibido vivir en la Tierra de Israel, excepto como sirvientes.

La doctrina racista de Kahane ahora promovida por el rabino Jabad Ginsburgh

Sin embargo, la corriente religiosa más afín a la doctrina kahanista es probablemente la mayor secta religiosa judía del mundo actual, el movimiento ultraortodoxo Jabad. Mientras Kahane vivía, Jabad le prestó un apoyo vital, ayudándole a eludir el escrutinio financiero canalizando discretamente los fondos desde Estados Unidos. [8]

Tras la muerte de Kahane, el principal rabino de Jabad, Yitzchak Ginsburgh, también inmigrante estadounidense en Israel, heredó la posición de Kahane como el rabino más racista del país. En 2010, Ginsburgh ayudó a publicar un influyente y despiadado tratado religioso escrito por uno de sus principales discípulos llamado La Torá del Rey, que sanciona la extracción de órganos de no judíos y el infanticidio —si un judío sospecha que el niño constituirá algún día una amenaza—. [9] Los frecuentes homenajes de Ginsburgh a la memoria de Kahane, incluidas las repetidas proclamas de que “Kahane tenía razón”, cimentaron la lealtad de los kahanistas de tercera generación, incluido el nieto homónimo de éste, el líder juvenil de los colonos, Meir Ettinger.

La base de poder de Ginsburgh se encuentra en un asentamiento israelí llamado Yitzhar en la Cisjordania ocupada, cerca de la ciudad palestina de Nablus, donde estableció un seminario religioso y desde el que incita a sus alumnos a frecuentes actos de violencia racista. Uno de los más notables se produjo en 2015, cuando los socios del joven Ettinger incendiaron la casa de la familia palestina Dawabshe en el pueblo cisjordano de Duma, envolviendola en llamas. Los autores se tomaron el tiempo de hacer un grafiti con el lema de Jabad en el lateral de la casa mientras la familia que estaba dentro moría calcinada.

Hace treinta años, aunque los rabinos israelíes pensaran como Kahane y Ginsburgh, no se atreverían a expresar estos sentimientos en voz alta, y mucho menos a publicarlos y promoverlos. Sin embargo, bajo el gobierno de Netanyahu, tales sentimientos son rutinariamente apoyados financiera y políticamente por las instituciones del Estado israelí. En 2019, el Ministro de Educación de Israel entregó a Ginsburgh el premio a la Creatividad de la Torá en un evento anual patrocinado por su ministerio.

No es de extrañar que las propuestas políticas de Ginsburgh para vaciar el Tribunal Supremo de Israel, de modo que el poder legislativo pueda pasar por encima de los derechos de los no judíos, hayan recibido también una cálida acogida por parte del gobierno de Netanyahu, situándose a la cabeza de su programa legislativo. Cuando pase la crisis de la pandemia de COVID-19, la neutralización del poder judicial de Israel, con esta “cláusula de anulación” que permite al Parlamento invalidar sus sentencias, será seguramente uno de los primeros objetivos del próximo gobierno de Netanyahu.

A pesar de todos sus éxitos en las últimas tres décadas, el movimiento kahanista no logró cumplir con dos importantes metas: producir un sucesor viable tan carismático como el propio Kahane y transformarse en un movimiento de masas capaz de competir en la Knesset con los grandes partidos políticos de la derecha secular de Israel. La ausencia de un líder de su calibre impidió que las ideas de Kahane fueran adoptadas por una serie de políticos de extrema derecha. Los principios que popularizó el rabino Meir Kahane – que la democracia liberal es una idea ajena e indeseable y que los no judíos deben ser expulsados, y preferiblemente fuera del Gran Israel por completo – calaron hondo en la sociedad israelí dominante. En las décadas transcurridas desde su muerte, los dedicados seguidores de Kahane arrastraron al país de la derecha a la extrema derecha, y en los próximos años lo harán aún más. En el Israel de 2021, el odio racista hacia los palestinos y otras poblaciones no judías no es una marca de vergüenza, sino una insignia de honor.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

David Sheen es un periodista de investigación que lleva una década informando desde Israel y Palestina.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por MERIP el 2 de febrero de 2021.

Referencias:

[1] Robert Friedman, The Sayings of Rabbi Kahane, The New York Review of Books, February 13, 1986.

[2] David Sheen, Decades After a Palestinian American Activist Was Assassinated in California, Two Suspects in His Killing Are Living Openly in Israel, The Intercept, February 6, 2020.

[3] The list of killers and victims, with sources, has been compiled by the author and can be found here: https://merip.org/wp-content/uploads/2021/01/Sheen_Footnote_2-Kahanist_Killers_and_Victims_AuthorCompiled.pdf

[4] Robert Friedman, The Brooklyn Avengers, The New York Review, June 23, 1994.

[5] Ami Pedahzur and Arie Perliger, Jewish Terrorism in Israel, New York: Columbia University Press, 2011, pp. 89–90.

[6] “Netanyahu Aide in Leaked Recording: ‘Hate is What Unites Our Camp,'” The Times of Israel, February 29, 2020.

[7] Pedahzur and Perliger, Jewish Terrorism in Israel, p. 94.

[8] Robert Friedman, The False Prophet: Rabbi Meir Kahane, From FBI Informant to Knesset Member, Brooklyn: Lawrence Hill Books, 1990, pp. 226–227.

[9] Natan Odenheimer, “The Kabbalist Who Would be King of a New Jewish Monarchy in Israel,” The Forward, 14 de octubre 14, 2016.