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El Interprete Digital

Sensorium del petróleo

Por Elisabeth Holt para Jaddaliyya

Advertencia de pozo petrolero. [Thomas Hawk/Creative Commons]

Este artículo es parte de ‘Una mesa redonda interdisciplinaria sobre el clima’. Leé las otras contribuciones a la mesa redonda aquí.

Sorprendentemente, se realizó poco trabajo crítico sobre la intersección del petróleo y la literatura árabe, a pesar de la centralidad de la economía del carbón en la historia de la región. Amitav Ghosh acuñó la frase ‘petroficción’ en una reseña de Cities of Salt (Ciudades de sal) del escritor saudí Abd al Rahman Munif en 1992, principalmente para marcar la escasez de novelas sobre petróleo a pesar de su ubicuidad en nuestras vidas. El petróleo es un objeto esquivo de narración, a la vez en todas partes, y sin embargo un foco temático de relativamente pocas obras literarias. Ghosh señala a los lectores a Men in the Sun (Hombres al sol) de Ghassan Kanafani como uno de los únicos otros ejemplos de una petronovela en la literatura mundial. La crítica del lugar del petróleo en la novela árabe continúa girando en torno a Munif y Kanafani, con Empire of the Machine (Imperio de la máquina) de Ellen McLarney como ejemplo de esta tendencia crítica, mientras que más recientemente Hanan Hammad retomó la novela árabe sobre petróleo en relación con la cuestión de la movilidad en el Egipto post colonial y sus enredos con la petroeconomía. Si el estudio de la petroficción en muchos aspectos apenas comenzó para el árabe, académicos como Jennifer Wenzel en el contexto africano y aquellos involucrados en el grupo Petrocultures ofrecen un marco para un análisis más amplio de los géneros de la petrocultura que cruzan las fronteras. En gran parte de esta obra crítica, la novela se plantea como un reflejo pasivo de lo que el petróleo produjo, o choca con la omnipresencia de productos y momentos de la vida cotidiana derivados del petróleo, de modo que quizás toda novela contemporánea se convierta en una petronovela.

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En su reciente libro City of Black Gold: Oil, Ethnicity, and the Making of Modern Kirkuk (Ciudad de oro negro: petróleo, etnicidad y la construcción de la Kirkuk moderna), Arbella Bet Shlimon ofrece una forma de leer el petróleo y la prensa árabe de otra manera, basándose comparativamente en las cifras del petróleo en el contexto africano. Bet Shlimon insiste en que leemos el petróleo a través del ‘complejo petrolero’, articulando un sensorium del petróleo “como un compuesto de instituciones y como un medio de producción política, social y económica”.(5) Este pivote metodológico permite a Bet Shlimon señalar a los lectores la importancia de las publicaciones internas de la Compañía de Petróleo de Irak (CPI), propiedad de British Petroleum y Royal Dutch Shell, como Iraq Petroleum y Ahl al Naft, así como la sucursal de la biblioteca abierta en Kirkuk. por los Servicios de Información de Estados Unidos, y el florecimiento de la producción literaria en las décadas de 1950 y 1960 junto con la extracción intensiva de petróleo de la CPI. 

Un editor clave de estas publicaciones de la CPI fue el poeta, pintor, novelista y traductor palestino Jabra Ibrahim Jabra, mientras que el traductor  de árabe-inglés Denys Johnson Davies estuvo involucrado en proyectos similares para compañías petroleras estadounidenses en el Golfo. Las publicaciones de la CPI operaron dentro de un panorama de asociaciones público-privadas, mediante el cual los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña trabajaron con empresas privadas y gobiernos locales para perforar en busca de petróleo y construir un sistema de oleoductos a lo ancho de la región. 

En la década de 1960, China financia a su vez políticas radicales del Golfo en un intento por obtener acceso a los mercados petroleros de la región, que se entregaría en buques tanque a través de las aguas del Océano Índico. Una publicación como Ahl al Naft surge como producida por el petróleo, pero también productivas a su vez de la materialidad del petróleo, sus flujos futuros y las instituciones que mantienen este orden energético global. Por lo tanto, leer el petróleo tal como se refleja en las páginas de las novelas, o por qué objetos y tramas el petróleo decretó la petroficción, amenaza con limitar nuestra capacidad de percibir el complejo petrolero y con él, las formas en que el petróleo hace novelas y poesía.

En 1954, la revista londinense anticomunista de distribución mundial Encounter publicó uno de los muchos anuncios de Shell Oil, titulado Oil Is Our Way of Life (El petróleo es nuestra forma de vida). En una descripción inusualmente directa de la lógica imperial extractiva del petróleo de la Guerra Fría, Shell enumera las muchas apariciones diarias del petróleo (“el linóleo en el piso de su cocina”, “el esmalte de uñas en su tocador”, “las comodidades básicas de su vida en la tierra”; “acelera el arado”). Publicado por The Shell Petroleum Co. Ltd., St. Helen’s Court, Londres, el anuncio termina: “El petróleo en su forma cruda, extraído del desierto, el pantano y la selva, es una sustancia hostil, oscura, a menudo pegajosa, a veces olorosa. Pero los productos de su refinamiento aceitan las ruedas de la vida: limpia, suave y crecientemente”. El petróleo aquí se representa a través de la lógica extractivista del imperio, según la cual las materias primas se extraen de los desiertos, pantanos y selvas de la tierra para ser refinadas en el centro imperial, como el mapa euroamericano de la literatura mundial que anima la obra seminal y ampliamente citada de Pascale Casanova, World Republic of Letters (República Mundial de las Letras). Y el petróleo aquí está respaldando esos centros imperiales, no sólo ideológicamente en la copia de este anuncio de página completa, sino en el soporte material que Shell Oil está prestando a la revista Encounter, publicada por el Congreso para la Libertad Cultural (CCF por sus siglas en inglés), con sede en París, un proyecto de la Guerra Fría fundado y financiado de forma encubierta por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA por sus siglas en inglés) en 1950.

Tras la conferencia de Bandung en 1955 y sus llamados a la solidaridad afroasiática en medio de críticas mordaces al imperialismo y el colonialismo, el CCF extendió sus operaciones mucho más allá de Europa, recurriendo a Jabra Ibrahim Jabra, Denys Johnson Davies y Albert Hourani, entre otros, al planear sus operaciones árabes. Johnson Davies publicó Aswat, una revista árabe de Londres, a principios de la década de 1960, y extendió su experiencia al agente encubierto de la CIA John C. Hunt en las oficinas del CCF en París. Jabra participaría en Aswat y otros proyectos del CCF, incluida la Conferencia de Roma de 1961; fue cortejado como editor de la breve revista Adab y luego de la revista árabe del CCF de gran influencia, Hiwar (Beirut, 1962-1967); y sirvió como colaborador frecuente de poesía y prosa en Hiwar. Jabra también fue un traductor activo en el proyecto Franklin Books, financiado por el Departamento de Estado, y en parte por la CIA, y en 1963 tradujo The Sound and the Fury (El sonido y la furia) de William Faulkner al árabe, un evento literario decisivo que influyó en muchos escritores árabes. Faulkner fue promovido a través de la red global del CCF, con su particular visión del modernismo estadounidense demostrando ser profundamente influyente para los autores que publican en revistas del CCF, incluidos Chinua Achebe, Tayeb Salih y Gabriel García Márquez. Jabra también traduciría The Wasteland (La tierra baldía) de T. S. Eliot, con las influencias modernistas de Eliot en la poesía árabe ampliamente evidentes.

Pasando de una búsqueda de petronovelas, podemos comenzar a ver cómo el petróleo y el modernismo son fenómenos globales mutuamente constitutivos. Metodológicamente, podemos vincular la producción de los pozos petroleros de Irak a la producción de las novelas de Tayeb Salih o la poesía de Badr Shakir al Sayyab, a través de las instituciones que componen este sensorium petrolero de la Guerra Fría. Además de revistas modernistas de gran influencia, el CCF organizó exposiciones de arte y conciertos de música clásica y de doce tonos, y organizó importantes conferencias, incluida la Conferencia de Roma de 1961 para el Escritor Árabe y la Conferencia de Makarere sobre Literatura Africana de Expresión Inglesa en 1962. Monica Popescu, escribiendo sobre el contexto africano, aboga por una comprensión de la Guerra Fría cultural en este período como una batalla de las conferencias, y de hecho la Asociación de Escritores Afroasiáticos financiada por los soviéticos y el Buró de Escritores Afroasiáticos financiado por China organizó una serie de conferencias internacionales de alto perfil a raíz de Bandung. Richard Wright asistió a Bandung como observador del CCF, y el lector de su libro The Colour Curtain (La cortina de color) se encuentra con un retrato fascinante de la solidaridad afroasiática cuando el avión de Wright, propulsado por petróleo, aterrizó en El Cairo para recibir más pasajeros y reabastecerse de combustible, y luego despegó de nuevo, en dirección al este de Bandung, señalando la huella de carbono de la Guerra Fría.

“No le corresponde a la industria petrolera moderna interrumpir sus sueños”, dijo Shell Oil a los lectores de Encounter en 1954. Y, sin embargo, en 1977 en Casper, Wyoming, fue precisamente este tipo de modernismo impulsado por el petróleo el que llevó al poeta estadounidense Allen Ginsberg a escribir T. S. Eliot Entered My Dreams (T. S. Elliot entró en mis sueños): “‘Y vos mismo’, dije, ‘¿Qué pensaste del dominio de la poética por parte de la CIA’”. Mientras que Eliot lo encuentra todo “mezquino” , el narrador en primera persona canaliza a Ginsberg mientras condena “la represión de las culturas indígenas en favor del cientificismo de las grandes empresas orientado a Occidente basado en asuntos petroquímicos, la grandeza del petróleo”, tomando forma más adelante en el artículo como ‘las Siete Hermanas petroleras’. Fue “como si el petróleo tuviera voz — de ‘hombres de mente recta’, conservadores reflexivos, bien alimentados y bien pagados, todos dependientes de la cultura petroquímica — exquisitos ejecutivos y exquisitos académicos — todos con las manos limpias”. Eliot se pregunta cuál era la alternativa. “Quiero decir que al financiar cuadros de intelectuales — a través de fundaciones de investigación, agencias de inteligencia, teóricos sociales, expertos en relaciones internacionales, ensayistas, oradores, convocatorias y redes de revistas literarias internacionales como Encounter, Preuves, Der Monat, Quest — También hubo uno en Sudamérica, ¿no? —La CIA promovió y subsidió, y organizó y alentó — puso energía en — nutrió — sostuvo artificialmente — el desarrollo de un ethos, lenguaje, conjunto de formas de pensamiento y presunciones económico-culturales basadas, para decirlo crudamente, en la industria petrolera. A expensas de una economía natural no monopolística, Cultura y Poética”, escribe Ginsberg. Esta economía “podría tener que desarrollarse a partir de una base de energía descentralizada — solar, eólica, agraria de cultivos arbóreos, de culturas individualizadas”, y será “intensiva en mano de obra”, agregó.

El campo de los estudios de Medio Oriente encuentra su historia de la Guerra Fría en este sensorium de ‘grandeza petrolera’. Ginsberg nos invita a especular sobre qué tipo de trabajo artístico e intelectual descentralizado podría entrar en un sensorium con Energía Solar o Eólica. En Bandung, hubo un llamado trascendental para historizar la cultura afroasiática antes de los cuatrocientos años de duración del dominio colonial e imperial europeo. Antes del petróleo y el carbón, antes de las Compañías de las Indias Orientales, mientras los vientos empujan a Sindbad a veces en contra de su voluntad, y otras veces a un lucro asesino; una larga historia de narraciones basadas en el sol pueden situarse en la figura de Shahrazad mientras espera su destino, el suspenso dictado por la aproximación del sol en el horizonte.

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Elisabeth Holt es Doctora en Literatura Comparativa e Idiomas y Culturas de Medio Oriente y Asia por la Universidad de Columbia y Profesora Adjunta de árabe y literatura comparativa en Bard College, donde también co-dirige el Programa de Estudios de Medio Oriente.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por Middle East Institute el 26 de abril de 2021.