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El Interprete Digital

El movimiento de protesta iraquí inspira nuevos partidos políticos

Por Aamer Al Mukhtar para 1001 Iraqi Thougths

Protesta en el Restaurante Turco, Bagdad, 2019. [Hassan Majed/Creative Commons]

El gobierno iraquí decidió retrasar las elecciones parlamentarias hasta el 10 de octubre, tras una petición formal de la Comisión Electoral Independiente de Alto Nivel (IHEC por su sigla en inglés). Los movimientos de protesta de todo el país exigen constantemente la celebración de elecciones anticipadas, a pesar de la ausencia de un liderazgo unitario y centralizado. Algunos manifestantes y activistas se están convirtiendo en políticos, en un esfuerzo por traducir el espíritu y las demandas de Thawrat Tishreen en plataformas políticas viables.

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El fenómeno de los grupos que aprenden a movilizarse y a participar en las elecciones no se limita a los manifestantes recientes. De hecho, es un proceso continuo con el que Irak  lidia desde el derrocamiento de la dictadura anterior, que limitó severamente el compromiso cívico y la movilización fuera del Partido Baas. Actualmente, los jóvenes están empezando a comprometerse con sus comunidades a través de esfuerzos como las campañas de concientización sobre asuntos fundamentales, incluida la ayuda a los ciudadanos para actualizar sus tarjetas de voto biométricas. Estos esfuerzos se producen después de que el 2 de enero el IHEC anunciara la cancelación de las tarjetas de votante emitidas entre 2013 y 2017. Lo que indica este tipo de campaña y participación es una constatación esencial de que la democracia es una calle de doble sentido que depende de que los ciudadanos cumplan con su deber cívico para lograr el cambio, y que boicotear las elecciones es contraproducente porque disminuye la representación.

Además de la movilización general para participar en el proceso democrático, activistas y manifestantes lanzaron numerosos partidos y movimientos para presentarse a las elecciones. De los casi 400 partidos que se presentaron para competir por los 329 escaños parlamentarios, hay un puñado que afirma tener conexiones con los manifestantes, como el Movimiento 25 de Octubre, Imtidad, Al Bayt Al Watani y Al Khayma Al Iraqiya. De hecho, el Movimiento 25 de Octubre, dirigido por Tallal Al Hariri, celebró su conferencia de presentación el 12 de enero. La interpretación de Thawrat Tishreen de este movimiento se presenta en forma de liberalismo laico, con principios como la separación de la religión de la política, el aumento de la responsabilidad en las elecciones, la resolución de los problemas económicos y el trabajo para modificar la Constitución. El grupo subraya que no pretende imponerse como autoridad sobre las manifestaciones que comenzaron en octubre de 2019. En cambio, sugieren que su plataforma y su deseo de presentarse a las elecciones es una vía para lograr algunos de los objetivos del movimiento.  

Del mismo modo, otro grupo que quiere llevar su interpretación de Thawrat Tishreen a las urnas es Imtidad. El grupo está formado principalmente por activistas de Nasiriyah, con Alaa Al Rikabi a la cabeza. Rikabi fue una figura destacada en las protestas de la provincia de Dhi Qar, que fue posiblemente el foco central de las manifestaciones. De hecho, sus seguidores lo propusieron como candidato al puesto de Primer Ministro interino, y se reunió con el representante del secretario general de la ONU. Como consecuencia de esta popularidad, Rikabi fue objeto de varias amenazas de muerte. Durante la ceremonia de presentación de Imtidad, Rikabi subrayó que el objetivo principal del movimiento es luchar contra la corrupción en el sistema político del país. Aunque las campañas inspiradas en la protesta del Movimiento 25 de Octubre e Imtidad no están necesariamente enfrentadas, representan diferentes interpretaciones y prioridades, una consecuencia natural de un movimiento popular descentralizado.  

Algunas otras entidades existentes, también htrataron de aprovechar el impulso de las manifestaciones de octubre de 2019. Por ejemplo, en junio de 2020, los partidos políticos formaron el bloque parlamentario, Iraqiyoon, en un intento de crear una base legislativa para el Primer Ministro Al Kadhimi, utilizando una retórica que insinuaba un alineamiento con Thawrat Tishreen. Profundizando, se descubrió que los partidos que componen el bloque, como el Movimiento de Sabiduría Nacional de Ammar Al Hakim, adoptaron cierta retórica de los manifestantes. A modo de ejemplo, la cuestión de la restricción de las armas en manos del Estado, que era una demanda de los manifestantes, fue subrayada por su plataforma.

Por último, políticos consolidados también insinuaron la posibilidad de formar coaliciones que promuevan políticas inspiradas en las protestas. Principalmente, figuras como Adnan Al Zurfi y Muhammad Shiya Al Sudani, que estaban en la carrera por liderar el gobierno interino asumieron tal empeño, según se informó. El primero fue nominado para el cargo de Primer Ministro, mientras que el segundo fue aplaudido recientemente por luchar contra la monopolización en la industria de las telecomunicaciones. Además, se dice que el propio Primer Ministro, Kadhimi, está detrás de Tayyar al Marhala, un grupo que completó su registro como partido en el IHEC el 16 de enero y en el que participan personas influyentes de Tishreen que fueron cooptadas por la administración de Kadhimi. 

La democratización no es un proceso instantáneo; requiere paciencia para que los ciudadanos puedan cosechar sus frutos. Los iraquíes no son intrínsecamente incapaces de adoptar sistemas y valores democráticos. A pesar de las deficiencias, Irak vivenció cuatro transiciones pacíficas de poder en los últimos 18 años, lo que, a la luz de su historia de golpes de Estado y dictaduras, debe ser aplaudido. Aunque estas próximas elecciones no sean las que cambien a la élite política, lo que se está desarrollando bajo la superficie son los valores de compromiso y adhesión a la democracia a través de las plazas de protesta y las urnas. En consecuencia, la magnitud de Thawrat Tishreen dificulta la traducción del movimiento en una plataforma política definida, y en su lugar deja espacio para varias interpretaciones. Aunque mantener la fe en el proceso es un reto, el hecho de que los iraquíes reclamen su agencia y responsabilidad cívica a través de los esfuerzos de movilización es un resquicio de esperanza crucial.

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Aamer Al Mukhtar es un estudiante de pregrado de derecho que se especializa en gobierno y relaciones internacionales en la Universidad George Mason.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por 1001 Iraqi Thoughts el 24 de enero de 2021.