Por Jonathan Ofir para Mondoweiss
La invasión rusa a Ucrania se encontró con una ola de boicots, desinversiones y sanciones en “Occidente”, llegando incluso a la cancelación de artistas rusos. La distancia que existe entre la legitimación de tales medidas de protesta cuando se oponen a Rusia, y la proscripción absoluta de las mismas cuando se trata de Israel, fue un punto obvio de amargura entre los palestinos que no podían dejar de notar la hipocresía, incluso cuando simpatizaban con el sufrimiento ucraniano.
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Uno podría, y creo que debería, argumentar que este statu quo de excepcionalidad en lo que respecta a Israel, no hace más que reforzar la impunidad cuanto más tiempo se prolongue, simplemente está normalizando la impunidad de Israel. Esto sucede desde hace décadas, pero se hace más evidente a la luz de la respuesta desenfrenada que se dirige Rusia.
Israel intentó jugar a ser mediador en la crisis, pero eso parece ser principalmente un juego que fortalece la legitimidad rusa, y puede resultar ser un precio demasiado alto para Israel.
No obstante, existe un ángulo de la crisis de Ucrania que puede resultar una victoria directa para la legitimidad de Israel y reforzar su impunidad internacional: las armas.
El Times of Israel informó ayer que las acciones del gigante armamentístico israelí Elbit subieron un 40% desde mediados de febrero. “Los países de Europa, incluida la potencia económica de Alemania, decidieron actualizar sus fuerzas armadas y aumentar el gasto militar desde la invasión rusa”, señalan. La semana pasada, Elbit sostuvo que se había asegurado un contrato de 27 millones de dólares con Suecia para munición de tanques.
Elbit es uno de los principales facilitadores de la opresión contra los palestinos, razón por la que también fue objeto de campañas en favor de su cierre, con un notable éxito reciente de activistas en el Reino Unido que aplican la acción directa (ocupando repetidamente las filiales de Elbit).
Elbit, con sus aviones no tripulados, proyectiles y sofisticados sistemas de vigilancia, se convirtió para muchos en el símbolo de la opresión militar draconiana hacia los palestinos, que una gran cantidad de grupos y expertos en derechos humanos palestinos, israelíes e internacionales confirman como Apartheid, el Relator Especial de la ONU Michael Lynk recientemente, se refirió al mismo como “Apartheid despiadado”. Lynk señala que existen varios aspectos en este Apartheid despiadado que son incluso peores que en la versión sudafricana:
“Existen rasgos despiadados en el régimen de “apartheid” de Israel en los territorios palestinos ocupados que no se practicaban en el sur de África, como las carreteras segregadas, los altos muros y los extensos puestos de control, la población atrincherada, los ataques con misiles, los bombardeos con tanques contra la población civil, y el abandono de la asistencia social de los palestinos a la comunidad internacional.”
Pero ahora Elbit puede mejorar su imagen, porque ahora, si “Occidente” se arma con las armas de Elbit para oponerse a Rusia, Elbit, y con ella Israel, pueden ser vistos como proveedores de paz y seguridad.
Cuantos más países participen en este tipo de acuerdos con Elbit y otras empresas de armamento israelíes, menos probable será que se opongan a Israel diplomáticamente, porque los grandes acuerdos pasan por un órgano de aprobación del Estado israelí, y son principalmente los Estados los que compran las armas.
Armas y energía
Los países de Europa se están dando cuenta de que tienen las manos atadas en lo que respecta a Rusia, ya que existe una enorme dependencia de los recursos rusos. Aquí, en Dinamarca, la mayor parte de las importaciones de gas natural proceden de Gazprom. En Europa, en general, es alrededor del cuarenta por ciento. El veinticinco por ciento del combustible con el que llenamos los coches aquí en Dinamarca es ruso. Aquí se habla de liberarse de esta conexión dentro de un año, pero es un asunto muy complejo si se tiene en cuenta que gigantes energéticos como Orsted tienen contratos con Rusia que llegan hasta 2030, que además se cuidan de incumplir.
Existe un gran impulso en esta dirección. Se está entendiendo que el dinero es poder, y si dependes de bienes de alguien a quien deberías sancionar, pues tienes un problema.
Volviendo al tema de Israel y a las armas, la industria armamentística se legitimó enormemente en respuesta directa a la agresión rusa. Había una aceptación “occidental” generalizada incluso de la idea del uso de molotovs por parte civiles contra los invasores rusos. Este es otro de esos ejemplos sorprendentes que demuestran lo diferente que es ser palestino (en general, se les llamaría terroristas y serían abatidos a tiros sin chistar por los soldados israelíes, algo que pocos o ningún periodista “occidental” se atrevería a cuestionar). Y cuando ese es el estado de ánimo, también existe una enorme comprensión para armarse en general, así como para aumentar los presupuestos militares.
Los dos aspectos, la reducción de la dependencia de los recursos rusos y el aumento del gasto militar, se consideran aquí dos caras de la misma moneda. Reuters informó a principios de este mes:
“Dinamarca aumentará significativamente su presupuesto de defensa y tratará de independizarse del gas natural ruso en respuesta a la invasión rusa de Ucrania, declaró el domingo la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. El país nórdico aumentará su gasto en defensa gradualmente hasta alcanzar el 2% del PIB en 2033, lo que equivale a un incremento del gasto anual en defensa de unos 18.000 millones de coronas danesas (2.650 millones de dólares), según un acuerdo entre los principales partidos parlamentarios.”
Se trata de tiempos históricos:
“Los tiempos históricos exigen decisiones históricas”, dijo Frederiksen en una rueda de prensa en Copenhague, añadiendo que se trataba de “la mayor inversión en defensa danesa de los últimos tiempos”… “El ataque brutal e inútil de Putin contra Ucrania anunció una nueva era en Europa, una nueva realidad”, dijo Frederiksen… “La lucha de Ucrania no es sólo de Ucrania, es una prueba de fuerza para todo aquello en lo que creemos, nuestros valores, la democracia, los derechos humanos, la paz y la libertad.”
Ahora bien, este tipo de discurso podría convertirse en un problema para Israel, si se establecieran paralelismos entre su opresión del apartheid y Rusia. Pero si contribuyera al esfuerzo armamentístico “occidental” contra Rusia, entonces sí podría ganar puntos de legitimidad en este caso.
Israel está ansioso por vender la guerra como paz, y es orwelliano.
La guerra es la paz
En Israel, es aparentemente natural que un fundador de Peace Now sea un alto ejecutivo de Elbit.
Hace una semana, Nir Gontarz de Haaretz llamó a Elbit (Hebreo). Su artículo se titula “¿Cuánto gana uno de los fundadores de Peace Now como director de una empresa de armamento? Compruébalo”. Comienza tratando de llamar por teléfono a los ejecutivos de Elbit para averiguar por qué Elbit patrocinó un libro que blanquea al ejército búlgaro, que persiguió y expulsó a los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Gontarz quiere saber por qué lo hicieron, “más allá de lo obvio, que están vendiendo armas al ejército búlgaro”. Después de que le hagan dar varias vueltas, Gontarz llega finalmente a Yuli Tamir. Tamir es una antigua política laborista, que ocupó varios cargos ministeriales entre 1999 y 2007. Fue cofundadora de Paz Ahora en 1978, fue activista de Ratz (precursor del partido sionista de izquierda Meretz) en 1980-1985. Fue presidenta de la Asociación Israelí de Derechos Civiles en 1998-1999. Se podría decir que es de izquierda, al menos en la relatividad israelí.
Tamir está mucho más abierta a la discusión que los otros que colgaron, así que Gontarz llega a preguntar lo siguiente:
“Dígame, por cierto, ¿Cómo llega uno de los fundadores de Paz Ahora a ser director de una empresa que produce y exporta armas?”
Tamir: Elbit hace mucho por la defensa de Israel
Gontarz: También vende armas de ataque.
Tamir: De acuerdo, hace varias cosas. Yo soy de las que creen que el Estado de Israel necesita defenderse, y precisamente en estos días, cuando todo el mundo ve lo que está pasando en Ucrania, está claro que un Estado necesita defenderse, precisamente si quiere mantenerse en pie y no extinguirse. Por un lado tiene que armarse y adelantarse, por otro tender la mano a la paz.
Gontarz intenta obtener una respuesta de Tamir sobre cuánto gana con Elbit. Es más bien retórico, porque la cantidad es pública, pero él está tratando de incomodar a Tamir, quien no quiere llegar ahí. Ella responde que “entonces países como Ucrania se extinguen”.
Este intercambio es un microcosmos de las relaciones públicas liberales que Elbit e Israel quieren difundir, cuando finalmente hablan de ello. Ahora la cuestión gira en torno a “hablemos de Ucrania”, como medio de evitar a Israel. Porque Ucrania es una causa que está cosechando una simpatía y comprensión extrema y generalizada en ‘occidente’, ya que mucha gente está abandonando sus convicciones pacifistas a favor de la resistencia armada. Por su parte, Israel quiere participar en los beneficios de toda esa militarización. Cuando existe tanto ‘ruido’ sobre Ucrania, Israel podría darle la vuelta al asunto, valiéndose de ello para silenciar las críticas y las condenas, como también para debilitar boicots, desinversiones y sanciones dirigidas a que se responsabilicen por sus violaciones sistemáticas. Israel necesita romper los paralelismos con Rusia, para que la opinión mundial no tenga demasiadas ‘buenas ideas’ sobre cómo aplicar medios similares a Israel, por hacer cosas que son también similares a las que hace Rusia.
Pero la hipocresía es enorme, e Israel, por desgracia, puede asegurarse un lugar seguro en Occidente. Mouin Rabbani escribe sobre esto en Al Jadaliyya:
“Prácticamente todos los aspectos de esta crisis ーcorrección: todos los aspectos sin excepciónー son un caso de estudio de la hipocresía y el doble criterio occidentales, e incluso la mayoría de las veces también de racismo. Por ejemplo, Rusia tiene toda la razón al afirmar que Ucrania es importante para la historia rusa y el desarrollo de la cultura y la identidad rusas. Sin embargo, nadie en su sano juicio cree que estas realidades indiscutibles doten a Rusia de derechos políticos en Ucrania, que le den derecho a invadir y ocupar siquiera un centímetro cuadrado de territorio ucraniano, y mucho menos a apoderarse de todo el país y reclamarlo como propio. Sin embargo, en el caso de Palestina, en Occidente se considera de sentido común evidente que la presencia de israelitas en ese territorio hace varios miles de años y el permanente apego religioso de los judíos a Palestina deberían traducirse en derechos territoriales exclusivos e incluso en la condición de Estado.”
Y Estados Unidos contribuye a este blindaje selectivo de Israel. Rabbani:
“Hasta el 24 de febrero, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas era denunciado sistemáticamente por tener la temeridad de preguntarse por los derechos humanos del pueblo palestino. De repente, se convirtió en una institución valorada precisamente porque condena la ocupación extranjera y las violaciones inherentes a este estado de cosas. En su discurso del 1 de marzo ante el Consejo, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, se las arregló para denunciar a Rusia, afirmar que ningún Estado está exento de responsabilidad y exigir al Consejo que dejara de investigar a Israel en el espacio de dos minutos, y lo hizo sin ruborizarse, ni pestañear. Quienes crean que la respuesta internacional a Ucrania hará que Occidente sea más sensible a los derechos de los palestinos, al derecho internacional en Medio Oriente o a los refugiados de la región, sólo tiene que leer sus palabras para comprender que se trata de una ilusión. No ocurrió tras la ocupación iraquí de Kuwait, y no ocurrirá en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.”
Pero si estos tiempos son realmente históricos, creo que también deberíamos utilizarlos para reforzar los argumentos a favor del BDS (N.d.T.: Movimiento de boicot, desinversión y sanciones) en lo que respecta a Israel. Los Estados pueden ser grandes y poderosos, pero los simples activistas también pueden influir en el cambio: se llama presión de base. No podemos limitarnos a decir que es un “momento ucraniano” e ignorar a los actores que pretenden sacar provecho de estos acontecimientos. Aquí, en Occidente, los gobiernos están averiguando muy rápidamente cómo independizarse de los recursos rusos. Estos recursos existen en otros lugares, y también existen otras formas de utilizar los recursos naturales de forma menos perjudicial, de ahí el desarrollo de la energía verde. Se entiende que la dependencia de los recursos rusos debilita la capacidad de actuar contra ellos. La lógica debería aplicarse también a Israel y sus armas. Es realmente dinero de sangre. Las agresiones a gran escala de Israel contra los palestinos en las últimas décadas sirvieron de impulso a sus ventas de armas. Eitay Mack, un abogado israelí que a menudo participa en peticiones para exponer los espurios acuerdos de armas de Israel, señala:
“Si me preguntan cómo tengo la descaro de pensar que Israel está realizando pruebas de armamento en los territorios, respondo que la acusación no es que Israel inicie guerras para probar armas, sino que las industrias se “enganchan” a ellas y sacan provecho: son los exportadores de armas los que las comercializan como probadas en combate. Eso es lo que le dicen a la gente en las ferias internacionales. Lo escuché con mis propios oídos: “Es Plomo Fundido [2008-9] probado en batalla”, “Es Escudo Defensivo [2002] probado en batalla”. El salto en las ventas después de “Plomo Fundido” también se debió al cinismo de la comunidad internacional, que primero condenó la operación y luego vino a conocer cómo la llevó a cabo Israel. [El Mayor General (res.)] Yoav Galant, que entonces era el jefe del Comando Sur [y más tarde ministro de vivienda] hizo un comentario sorprendente al respecto: “Vinieron a ver cómo convertimos la sangre en dinero”.”
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Jonathan Ofir es un artista violinista Danés que nació, creció y estudió en Israel. En los últimos años y por causa de una enfermedad neurológica, se puso a escribir artículos para Mondoweiss sobre varios temas políticos y económicos de la sociedad israelí. Es un activista por la causa palestina y un crítico de las políticas sionistas.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Mondoweiss el 30 de Marzo 2022.