Por Hala Al Shami para Institute for Palestine Studies
Durante el asedio a Beirut en 1982, las fuerzas israelíes saquearon el archivo de la notable Unidad de Cine Palestino de la Organización para la Liberación de Palestina. Décadas de material fílmico que documentaban la experiencia palestina desde finales de la década de 1960 desaparecieron.
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Treinta y cinco años después, un director israelí reveló que el archivo estuvo acumulando polvo bajo la custodia del ejército israelí. Anteriormente, la búsqueda de imágenes de la militancia palestina había agotado a cineastas, historiadores y periodistas preocupados por la lucha palestina por la liberación. Los que se embarcaron en la búsqueda de las películas pretendían hacerlas accesibles a un amplio público, a través de festivales de cine o subiéndolas a Internet para su visionado gratuito.
Azza El Hassan, una cineasta palestina, estrenó Kings & Extras (Reyes y Extras, en español) en 2004. La película documentaba su búsqueda de las películas desaparecidas en las calles de Beirut.
“Sabía que lo más probable era que el archivo estuviera en manos de los israelíes, pero continué la búsqueda porque la verdad es que no buscaba el archivo, sino que quería documentar su pérdida. La narrativa palestina está llena de pérdidas; la pérdida de seres queridos, la pérdida de la patria y la pérdida del archivo”, dijo El Hassan a este autor en una entrevista de 2021. El Hassan se refirió a los años que siguieron a la Nakba de 1948 como los años de la pérdida. En 2018, fundó el Void Proyect, una iniciativa para restaurar y distribuir algunas de las películas encontradas de la época. El Hassan dijo que siempre había sospechado que el archivo había sido robado.
“La gente lo había perdido todo, incluida la imagen de sí misma. Esta imagen volvió a nosotros en los años 60 con el movimiento de liberación nacional. Ahora, creo que hemos vuelto a perderla, así que mi búsqueda es esa, y es una búsqueda en el presente, no en el pasado”.
Las pocas películas encontradas, y fragmentos de películas, proceden de los desvanes de las familias de los cineastas y de amigos de confianza. Estas películas llevaban varios años almacenadas en condiciones poco idóneas y deben someterse a un proceso de restauración para el que se carece de tecnología en la región.
“[Trabajo] en un proceso exhaustivo fotograma a fotograma, asegurándome de no restaurarlas en exceso, para preservar la autenticidad y el valor de archivo”, explicó El Hassan sobre cómo edita el color, la claridad y el sonido de estas películas en Inglaterra, donde reside actualmente.
Los cineastas militantes Khadijeh Habashneh y Mustafa Abu Ali (que fue uno de los fundadores de la Unidad Cinematográfica Palestina) compartieron en una entrevista en Kings & Extras que sentían que “era [su] deber como cineastas” registrar lo que los palestinos sufrieron tras su violento éxodo. “Lamentablemente, todo esto desapareció”, lamentó Abu Ali.
“Las personas que se habían sentido desamparadas e impotentes como refugiados obtuvieron un sentido de poder e identidad”, destacó Habashneh sobre el impacto de las películas antes de que fueran robadas.
El Hassan también entrevistó a un hombre llamado Omar que afirmó que escondió el archivo de películas en 1982 porque, al igual que otros miembros de la Unidad de Cine Palestino, sospechaba que los soldados israelíes bombardearían el edificio donde se guardaban. Omar se negó a dar más detalles sobre el archivo ante la cámara. Se quedó en Beirut durante el asedio para cuidar el archivo. Fue capturado y golpeado por las fuerzas de ocupación israelíes. Una vez liberado, Omar se dio cuenta de que las películas habían desaparecido de su escondite.
“Sentían que la pérdida era culpa suya, lo cual no es cierto”, reflexionó El Hassan.
El estreno de Looted and Hidden (Saqueado y escondido, en español), de la directora israelí Rona Sela, en 2017, acabó con las sospechas sobre el paradero de las películas desaparecidas.
Sela, al representar la mirada colono-colonial, robó las películas por segunda vez, manteniéndolas fuera del alcance de los palestinos, y despojándolas de su espíritu revolucionario. En su documental, proyectó fragmentos del sufrimiento de la sociedad: la pobreza, el desamparo y la muerte.
“[Sela] mostraba la percepción que los israelíes tienen de nosotros y borraba la nuestra, su acceso a nuestras películas me dolió y enfureció”, dijo El Hassan.
Como informó Electronic Intifada, Sela tuvo acceso a 38.000 películas robadas (muchas de ellas desde 1948) que se mantienen bajo custodia de las autoridades israelíes, lejos del público palestino e internacional.
Sela también publicó un artículo académico en el que condenaba, e intentaba distanciarse, del carácter colonial del robo del archivo. Participante del colonialismo de los colonos con complejo de salvadora, Sela creó una narrativa defectuosa de una pérdida que no era suya, con material palestino robado.
Sin embargo, quienes experimentaron la pérdida siguen conservando y distribuyendo fragmentos del archivo que se encuentran en Beirut y fuera de ella. Algunas de estas iniciativas y organizaciones son The Void Project, Nadi Lekol Nas y el Palestine Film Institute.
Nadi Lekol Nas, creada en 1998 en Beirut, también trabaja en la búsqueda y restauración de películas palestinas de este periodo de militancia palestina.
Naja Al Ashkar, fundadora de la organización, dijo que restauró y distribuyó más de 70 películas de varias épocas, en su mayoría de cineastas palestinos y libaneses, como Christian Ghazi, Mai Masri, Joe Chamoun y Rafiq Hajar.
“Las películas militantes de Christian Ghazi fueron las más difíciles de encontrar, ya que habían sido quemadas en los años 80, y él no sabía dónde se guardaban las copias de sus películas. Hasta ahora, hemos conseguido encontrar dos de ellas, al ganarnos la confianza de su antiguo camarógrafo a través de Facebook. Finalmente nos dio acceso a las películas que había guardado a buen recaudo, de Christian Ghazi, Mustafa Abu Ali y Rafiq Hajar. Nos envió las películas en 2019. Planeamos distribuirlas en festivales de cine tan pronto como el proceso de restauración esté completo”, reveló Al Ashkar a este autor en una entrevista el año pasado.
Añadió que una de las películas encontradas por Christian Ghazi estaba en inglés para informar a la comunidad internacional de los relatos suprimidos del pueblo palestino. Al parecer, esta película incluye una charla inédita del renombrado escritor y revolucionario palestino Ghassan Kanafani.
Al Ashkar también compartió sus planes de abrir una ‘filmoteca’ en Beirut. Las películas a las que no se puede acceder en línea y que no se pueden distribuir legalmente, incluidas algunas películas palestinas encontradas, se podrán ver en la biblioteca mediante un sistema de reservas.
Maha Kobeissy, co directora de Dar El Nimer, un centro cultural fundado por palestinos en Beirut, dijo a este autor el año pasado que se pondría en contacto con cineastas palestinos para pedirles permiso para proyectar sus películas. Algunos de ellos tenían películas en el archivo robado. A menudo asistían a las proyecciones y mantenían debates con el público.
La iniciativa del Instituto de Cine Palestino de colgar una película palestina para su visionado gratuito cada semana también contribuye a preservar la historia palestina a través del cine.
El Hassan destacó el valor de preservar la identidad nacional palestina mediante la recuperación y devolución de las películas.
“Nos da una sensación de justicia. Nos robaron nuestras películas”. dijo El Hassan. “¡Imagínate que un desconocido te roba tu álbum de fotos personal y lo hojea a su antojo! No se puede avanzar sin tener una sensación de justicia. Después de devolverlas, depende de nosotros qué hacer con ellas, podemos tirarlas a la calle si queremos, son nuestras”.
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Hala Al Shami es una estudiante palestina de medios y comunicaciones, escritora y redactora jefe de una publicación estudiantil independiente. Hala reside actualmente en Beirut y antes había vivido en Qatar. Sus intereses de investigación son las interpretaciones antiimperialistas y feministas de los medios de comunicación.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Institute for Palestine Studies el 23 de agosto de 2022.