Por Abdel Aziz Aluwaisehg para Arab News
Cuando se fundó el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), hace 40 años esta semana, llenó un vacío de seguridad creado por la retirada británica de la región.
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Después de más de 200 años de ser el principal garante de seguridad en la mayor parte de la región, los británicos decidieron salir del Golfo en diciembre de 1971, cuatro años después de dejar Yemen del Sur en 1967.
La retirada llevó a los líderes del Golfo a buscar marcos de seguridad alternativos a través de consolidaciones y nuevas alianzas. Poco antes de que Gran Bretaña terminara su presencia militar en el Golfo, Emiratos Árabes Unidos se estableció como una unión de siete emiratos. En 1976, la propuesta para el establecimiento de lo que se convertiría en el CCG tomó forma y los debates se aceleraron para encontrar el formato adecuado.
Por otro lado, en la década de 1970 hubo un aumento de diez veces en el precio del petróleo. Con esto vino un crecimiento dramático de las fortunas de los productores, junto con la necesidad de gestionar esta nueva riqueza para financiar las repentinas transformaciones nacionales que siguieron. La mayoría de las instituciones gubernamentales no estaban equipadas para estas nuevas tareas sin buscar la ayuda de vecinos y socios externos, lo que justifica un proyecto económico regional para intercambiar las mejores prácticas de desarrollo rápido.
La revolución iraní de febrero de 1979, la toma de la Gran Mezquita de La Meca por parte de terroristas en noviembre de ese año y la invasión soviética de Afganistán en diciembre pusieron de relieve las nuevas amenazas que enfrentaba la región y aceleraron la búsqueda de un nuevo marco de seguridad.
La formación del CCG se anunció durante una reunión de los Jefes de Estado de las naciones miembros el 25 de mayo de 1981 en Abu Dabi, donde se adoptó su carta. La naturaleza de la nueva organización se describe como una plataforma para la “coordinación e integración entre los Estados miembros en todas las esferas, lo que conduce a su unidad”.
Esta referencia a la unidad como meta fue importante,para ayudar a guiar el trabajo de la nueva organización. La referencia a “todas las esferas” dio impulso a la formación de estructuras institucionales dedicadas a diversas ramas de la integración, incluidas las esferas política, económica, cultural y de seguridad.
El CCG es supervisado por sus dirigentes políticos. Los Jefes de Estado se reúnen una o dos veces al año para celebrar consultas y adoptar medidas para promover los objetivos de integración del grupo. Recientemente se creó una comisión de alto nivel para asuntos económicos y de desarrollo.
Los Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados miembros se reúnen cuatro veces al año para examinar las medidas de integración y coordinar su enfoque en cuestiones regionales, con la asistencia de la Secretaría e innumerables comités ministeriales y técnicos que se ocupan de los detalles del proceso de integración.
La Secretaría, que emplea a más de mil funcionarios de todos los Estados Miembros, acoge las principales divisiones de la organización. Su labor cuenta con la ayuda de muchas entidades especializadas que se ocupan de cuestiones concretas, como las normas, las patentes, la propiedad intelectual y las inversiones, así como de organizaciones militares y de seguridad.
Desde su creación en mayo de 1981, el CCG logró, sin duda, mucho de lo que se propuso hacer hace cuatro décadas.
Los instrumentos económicos —como la zona de libre comercio establecida en 1983, la unión aduanera iniciada en 2003 y el mercado común introducido en 2008— crearon sinergias fructíferas entre los Estados miembros que condujeron a eficiencias mejoradas y a mercados dinámicos.
En 1981, el producto interno bruto (PIB) combinado de los seis Estados miembros apenas llegaba a los 200 mil millones de dólares, y la mayoría de los Estados del CCG presentaban un bajo rendimiento en términos de indicadores económicos y sociales. Hoy en día, el PIB combinado del CCG es de aproximadamente 1.600 millones de millones de dólares, lo que representa un crecimiento de ocho veces su tamaño. Otros logros incluyen el establecimiento del Comando Militar Unificado en noviembre de 2018 y la Policía del CCG en 2014.
Sin embargo, queda mucho por hacer. En la 41ª Cumbre del CCG, celebrada en Al Ula, en el oeste de Arabia Saudí, en enero, se identificaron varias prioridades para una acción reforzada. Los dirigentes del CCG subrayaron el principio de la seguridad colectiva y la defensa mutua, es decir, que la seguridad de los Estados miembros es indivisible y que cualquier ataque o amenaza contra un miembro es un ataque contra todos los miembros, como se estipula en la Carta del CCG y en el Tratado de Defensa Conjunta.
La cumbre también adoptó una posición común sobre las amenazas que emanan desde Irán, incluyendo su proliferación nuclear, su seguridad nuclear, su desarrollo de misiles balísticos y de crucero, sus drones y su comportamiento regional desestabilizador.
En cuanto al asunto de las futuras negociaciones internacionales con Irán, el CCG dejó clara su firme convicción de que el alcance de las conversaciones debe incluir todas estas cuestiones y que el Consejo debe participar en dichas conversaciones. En la cumbre también se destacaron las posiciones comunes de los miembros sobre otras cuestiones regionales, incluida la cuestión de Palestina, Yemen, Irak, Siria, El Líbano, Sudán y Libia.
Los líderes respaldaron varias directivas sobre integración económica y de desarrollo, incluyendo una nueva ley de protección al consumidor y un acuerdo para conectar los sistemas de pago entre los Estados miembros.
La cumbre también destacó la necesidad de mejorar los instrumentos de buena gobernanza, transparencia, rendición de cuentas, integridad y lucha contra la corrupción. Asimismo, se instó a que todas las directivas emitidas por el Consejo y todos los acuerdos alcanzados en el mismo se aplicaran fielmente con arreglo a calendarios específicos.
El CCG sobrevivió a muchos desafíos desde 1981 y se levantó más fuerte como resultado de ellos. El más reciente es la pandemia de COVID-19. Las organizaciones de salud a nivel nacional y colectivo, incluido el Consejo de Salud del Golfo, se vieron obligadas a trabajar las 24 horas del día para coordinar su respuesta a la crisis sanitaria.
Sobre la base de esta experiencia reciente, en la cumbre del CCG celebrada en enero se aprobó el establecimiento del Centro del Golfo para el Control y la Prevención de Enfermedades. Tal centro fue propuesto por Arabia Saudí en diciembre de 2015, pero se retrasó y luego se aceleró a la luz de la experiencia del COVID-19.
También se aprobaron directrices para la alerta temprana sobre salud pública y un marco para la preparación en materia de salud pública y la respuesta a las emergencias sanitarias.
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El Dr. Abdel Aziz Aluwaisheg es Subsecretario General de Asuntos Políticos y Negociación del CCG y columnista de Arab News.
N.d.T.: El artículo original fue publicado el 27 de mayo de 2021.