Por Valerie Smitherman para Pink Jinn
¿Alguna vez sentiste algo verdadera, apasionada y profundamente, pero no pudiste compartir tus sentimientos con nadie?
¿Qué hiciste?
Si respondiste ‘lo anoté’ o ‘lo escribí vagamente’, seguí leyendo…
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¿Y si no fuera solo porque no tenés a nadie a quien confiarlo, sino que no podés compartir esos sentimientos en absoluto?
Las mujeres beduinas se encontraron a menudo en esta posición, atrapadas entre sus propios pensamientos y las expectativas de modestia de su sociedad.
¿Entonces, qué hacen? Escriben poesía.
La poesía de mujeres beduinas es una rica, aunque poco conocida, tradición de verso, que se extiende desde la Arabia preislámica hasta la actualidad. Si bien se conoce dentro del Golfo y se conserva en las comunidades locales, rara vez recibe atención a gran escala, generalmente porque las vidas emocionales de las mujeres se consideran culturalmente sensibles. De hecho, la única colección de poesía de mujeres beduinas (titulada, simplemente, Poetisas Beduinas o Shairat min Al Badiya) fue compilada por Abdullah ibn Raddas, quien viajó por Arabia Saudí en las décadas de 1950 y 1960 en el transcurso de su trabajo como inspector escolar para el Ministerio de Educación.
Sin embargo, su proyecto no fue exactamente bien recibido.
Algunos solo compartían los poemas que conocían si el nombre y la afiliación tribal del poeta no era divulgada.
Otros enviaron a ibn Raddas amenazas de muerte.
¿Por qué? Porque estos poemas son de naturaleza intensamente personal (y a veces sexual). Estas mujeres empuñan sus versos como espadas, cortando a parientes crueles y maridos que no cumplieron con sus partes del trato matrimonial. Una mujer, después de ocho años de matrimonio y sin hijos, le pide a su esposo el divorcio de esta manera [traducción de Marcel Kurpershoek1]:
“¿Qué hay de un hombre que compró un juego de cafeteras y mortero, pero no molió los granos en ellos por ocho años ya?
O hace lo que los hombres deberían hacer, o que los deje para el uso de alguien más.”
Aquí, el deseo de la autora de una relación físicamente satisfactoria e hijos (lo que se consideraría típico en su cultura) se expresan a través de otra imagen típica de la poesía beduina, la del café y las cafeteras. Además, como las cafeteras son símbolos de hospitalidad, una de las obligaciones esenciales de un beduino, llegamos a comprender tanto la profundidad de la decepción de la oradora como la legitimidad de su demanda. Esto está lejos de ser una relación recíproca.
Otros poemas son más abiertamente eróticos e incluso sugieren citas que la ley tribal prohibiría. En el siguiente ejemplo, tomado de la colección de ibn Raddas y traducido por Moneera Al Ghadeer2, la imagen del velo es particularmente evocadora:
Oh amado,
Te doy mi velo en rescate por ti
Aunque sus cuentas
estén perdidas.
Las recuerdo cuando las conocimos
Juntos
Detrás del campamento,
Oh amado,
Mis ojos velan por ti
Como un pastor
Viendo a sus camellos.
Esta corta pieza está repleta de imágenes vívidas que expresan tanto la pasión de quien habla, como la naturaleza transgresora de sus actos. Ella da su velo, el símbolo físico de su modestia como rescate por su amante, insinuando que lo cambiaría por la oportunidad de estar con él otra vez. Sin embargo, sus cuentas están perdidas. ¿Cómo ocurrió eso? Nuestra oradora no nos dice directamente — simplemente señala que estaban allí la última vez que ella y su amante estuvieron juntos. No obstante, no hay indicio de arrepentimiento aquí. Se arriesgó para estar con él y lo haría de nuevo. Hasta que él regrese a ella, explorará el horizonte del desierto, buscándolo con los mismos ansiosos cuidado y preocupación que tiene un pastor por sus camellos, su sustento.
Las emociones corren fuerte en muchas de estas piezas, pero no todas son salidas para sentimientos prohibidos — a veces las poetas simplemente están hartas. En este ejemplo, la destacada poeta Mwedi Al Barazia, de la tribu Mutair, responde a su esposo por llamar a su cuerpo alto y atlético poco atractivo, a la vez que que prefiere las mismas cualidades en sus caballos [nuevamente traducido por Marcel Kurpershoek3]:
Solo sentate en tu carpa y perdete,
¡que se derrumba sobre vos!
Espero no darte ningún hijo,
ningún niño jugando con jóvenes jerbos.
¡No sé a vos, pero eso definitivamente me recuerda a las cosas que vi en redes sociales!
Paradójicamente, la capacidad de relacionarse de estos poemas es lo que los hace tan sensibles — a pesar de toda la libertad que las mujeres beduinas tradicionalmente disfrutaban en el desierto, la costumbre (tanto entonces como ahora) manda a las personas a mantener en privado los asuntos privados.
Pero, como siempre, las mujeres encuentran una manera de hacer oír sus voces.
La poesía de mujeres beduinas ganó atención internacional en 2010 cuando una poeta beduina de Arabia Saudí llamada Hissa Hilal llegó a la ronda final del programa de telerrealidad emiratí ‘Millions Poet’, una empresa que ayudó a renovar el interés por la poesía beduina, llamada nabati en árabe.
Ella subió al escenario y, en términos inequívocos, condenó a los clérigos radicales que emiten fatuas [n.d.t.: pronunciamiento legal en el islam, producido por una autoridad religiosa] en apoyo a la violencia religiosa.
Por eso, ella también recibió amenazas de muerte por atreverse a expresar sus pensamientos tan públicamente. Muchos dijeron que sus acciones eran inmodestas, pero ella se mantuvo firme y, vestida con una capa negra y un velo, recitó su trabajo a una audiencia de millones.
Quedó en tercer lugar en total.
Desde entonces, publicó un libro que demuestra cuántos de los poemas de la colección de ibn Raddas prueban que las mujeres beduinas asumieron un papel mucho más activo en sus vidas, especialmente en cuestiones de matrimonio y divorcio, de lo que muchos autodenominados conservadores saudíes admitirán. Ella, una mujer orgullosa que atesora su herencia, espera que la sociedad saudí moderna escuche estas voces del pasado y aprenda de ellas.
Como mujer occidental, me conecto con estas obras en otro nivel. Para mí, se hacen eco de la micropoesía que encuentro en línea, esas líneas semi-anónimas de amor, pérdida, soledad y frustración que la generación digital escribe para todos y para nadie y publica en las redes sociales. Los pensamientos que sentimos que tenemos que compartir pero que no podemos hacerlo, al menos no en la vida real.
Sabés cuáles son.
Porque todos estamos atrapados en redes de expectativas, esperanzas, miedos y obligaciones sociales.
Y todos merecemos ser escuchados.
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Valerie Smitherman es Doctora en Antigua Grecia por la Universidad de Bergen.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Pink Jinn el 26 de mayo de 2021.
Referencias
1https://www.thenationalnews.com/uae/using-poetry-to-take-a-stanza-1.358080
2 from ibn Raddas, Sha’irat min al Badiyah, p. 52, trans. Al-Ghadeer: 2009, p. 36
3https://www.thenationalnews.com/uae/using-poetry-to-take-a-stanza-1.358080